Plaza de Oriente
Fichas tomo 1
Ubicación
Tipología
Fecha
1811
Resumen histórico arquitectonico
: Silvestre Pérez : 1811 (1º P) : Isidro González Velázquez : 1816 (2º P) : Juan Merlo, Juan de Ribera Piferrer , Fernando Gutiérrez (ingenieros) : 1842 (3º P) : Narciso Pascual y Colomer : 1844 (4º P).
1ª Remodelación : Miguel de Oriol Ybarra : 1983 (1º P) : Miguel de Oriol Ybarra , Miguel Botella Ruiz-Castillo : 1996 (2º P) 1997 (3º P) 1997 (O).
1ª Remodelación : Miguel de Oriol Ybarra : 1983 (1º P) : Miguel de Oriol Ybarra , Miguel Botella Ruiz-Castillo : 1996 (2º P) 1997 (3º P) 1997 (O).
Protección
No
Autores
Pérez, Silvestre (1811)
González Velázquez, Isidro (1816)
Merlo, Juan (1842)
Ribera Piferrer, Juan de (1842)
Gutiérrez, Fernando (1842)
Pascual y Colomer, Narciso (1844)
Oriol e Ybarra, Miguel de (1997)
Botella Ruiz-Castillo, Miguel (1997)
González Velázquez, Isidro (1816)
Merlo, Juan (1842)
Ribera Piferrer, Juan de (1842)
Gutiérrez, Fernando (1842)
Pascual y Colomer, Narciso (1844)
Oriol e Ybarra, Miguel de (1997)
Botella Ruiz-Castillo, Miguel (1997)
Descripción formal
Las primeras ideas para urbanizar el entorno del Palacio Real surgieron durante el breve reinado de José Bonaparte. Madrid entonces sólo contaba con la Plaza Mayor como único gran espacio urbano abierto y, ante este panorama, se planteó la creación de una serie de plazas que contribuyeran al embellecimiento y saneamiento de la ciudad. Una de las zonas que en peor estado se encontraba era la que rodeaba al Palacio Real, que se hallaba completamente aprisionado en un amasijo de pequeñas calles de construcciones mezquinas y carecía, por tanto, de perspectivas monumentales que acentuaran su importancia en el entorno urbano. José Bonaparte encargó a su arquitecto Silvestre Pérez unos proyectos de reforma de la zona, como la propuesta para unir el palacio con la iglesia de San Francisco El Grande, que se convertiría en Salón de Cortes. Este proyecto se ordenaba sobre un eje en el que se sucedían varias plazas en una organización que recuerda a la del foro Trajano en Roma. Sin embargo, era también necesario desembarazar al palacio por su lado oriental y para ello Silvestre Pérez ideó en 1811 una gran plaza de la que salía un boulevard que la unía con la Puerta del Sol, creando así otro eje de carácter fuertemente monumental con el Palacio Real como fondo. Se iniciaron los derribos necesarios para despejar la zona de edificaciones, pero la caída de Bonaparte impidió que este proyecto llegara a realizarse. Fernando VII retomó la idea y encargó a Isidro González Velázquez un proyecto de plaza sobre aquellos solares. Al mismo tiempo, encargó a Antonio López Aguado la realización del Teatro Real, en función de cuyo eje debía ordenarse la plaza, siguiendo una vieja idea que había sido propuesta por Sacchetti.
Desaparece, por tanto, aquel boulevard imaginado por Silvestre Pérez para dar lugar a una plaza, que Isidro González Velázquez proyectó de forma ultrasemicircular, abierta únicamente en el frente de Palacio. El proyecto incluía la alineación de calles y plazuelas adyacentes y su frente a la plaza estaba formado por una interesante galería porticada cuyos extremos remataban en unos templetes cubiertos con cúpula, dentro de una arquitectura en la que los aspectos clasicistas se mezclan con los románticos y que sigue esquemas formales cercanos a los del italiano Antonioni. En 1817 se iniciaron las obras e incluso llegaron a construirse varias manzanas y el pórtico, pero en 1836 se derribó todo. En 1842, por encargo de Agustín Argüelles y Martín de los Heros vuelven a iniciarse los trabajos, para lo que se encarga un nuevo proyecto a los ingenieros Merlo, Ribera y Gutiérrez. Constaba éste de una plaza rectangular cuya cabecera se curvaba siguiendo la forma de la fachada del teatro y agrupaba seis manzanas dispuestas en forma simétrica a ambos lados del mismo. En el centro, dos elipses concéntricas se dedicaban a jardines. Sin embargo, tampoco fue éste el proyecto definitivo, sino el realizado en 1844 por Narciso Pascual y Colomer, arquitecto real, que supuso una cierta modificación del anterior, ya que las seis manzanas quedaron convertidas en dos muy alargadas a ambos lados del teatro y las otras se destinaron a zonas ajardinadas, para compensar la falta de espacio ante el palacio. No hay que olvidar tampoco la gran importancia que para Narciso Pascual y Colomer tuvo el tema del jardín, pues proyectó varios en Madrid, entre ellos el Campo del Moro (aunque apenas queda nada de su proyecto) y llegó a fundar una escuela de jardinería. A este arquitecto debemos también las normas para la construcción de los edificios de viviendas de la Plaza de Oriente, cuyo pliego de condiciones fue aprobado en 1850. La arquitectura de estas casas se mantiene dentro del clasicismo que caracteriza a Pascual y Colomer, con el típico cuerpo bajo almohadillado que sostiene un orden de pilastras, tal y como vemos en la mayoría de sus obras. Destacamos entre ellas la manzana comprendida entre las calles de Carlos III y Lepanto, que son las que mejor guardan el diseño original. La esquina con Lepanto es del propio Pascual y Colomer y la de Carlos III es de Juan de Aspiunza. En el nº 7 existe un interesante edificio de principios de siglo, obra de Enrique Pfitz y López. Además, hay que mencionar la presencia en el centro de la plaza de la estatua ecuestre de Felipe IV que se hallaba en el Buen Retiro, obra fundida por Pietro Tacca según cálculos de Galileo Galilei y para cuya cabeza realizó el modelo el famoso imaginero sevillano Martínez Montañés.La plaza ha sido remodelada en la década de 1990 por Miguel de Oriol por encargo del Ayuntamiento de Madrid, con un proyecto que introduce ex-novo un aparcamiento en el subsuelo y un paso subterráneo frente al Palacio Real, con el fin de permitir la circulación peatonal en toda su ámbito.
Desaparece, por tanto, aquel boulevard imaginado por Silvestre Pérez para dar lugar a una plaza, que Isidro González Velázquez proyectó de forma ultrasemicircular, abierta únicamente en el frente de Palacio. El proyecto incluía la alineación de calles y plazuelas adyacentes y su frente a la plaza estaba formado por una interesante galería porticada cuyos extremos remataban en unos templetes cubiertos con cúpula, dentro de una arquitectura en la que los aspectos clasicistas se mezclan con los románticos y que sigue esquemas formales cercanos a los del italiano Antonioni. En 1817 se iniciaron las obras e incluso llegaron a construirse varias manzanas y el pórtico, pero en 1836 se derribó todo. En 1842, por encargo de Agustín Argüelles y Martín de los Heros vuelven a iniciarse los trabajos, para lo que se encarga un nuevo proyecto a los ingenieros Merlo, Ribera y Gutiérrez. Constaba éste de una plaza rectangular cuya cabecera se curvaba siguiendo la forma de la fachada del teatro y agrupaba seis manzanas dispuestas en forma simétrica a ambos lados del mismo. En el centro, dos elipses concéntricas se dedicaban a jardines. Sin embargo, tampoco fue éste el proyecto definitivo, sino el realizado en 1844 por Narciso Pascual y Colomer, arquitecto real, que supuso una cierta modificación del anterior, ya que las seis manzanas quedaron convertidas en dos muy alargadas a ambos lados del teatro y las otras se destinaron a zonas ajardinadas, para compensar la falta de espacio ante el palacio. No hay que olvidar tampoco la gran importancia que para Narciso Pascual y Colomer tuvo el tema del jardín, pues proyectó varios en Madrid, entre ellos el Campo del Moro (aunque apenas queda nada de su proyecto) y llegó a fundar una escuela de jardinería. A este arquitecto debemos también las normas para la construcción de los edificios de viviendas de la Plaza de Oriente, cuyo pliego de condiciones fue aprobado en 1850. La arquitectura de estas casas se mantiene dentro del clasicismo que caracteriza a Pascual y Colomer, con el típico cuerpo bajo almohadillado que sostiene un orden de pilastras, tal y como vemos en la mayoría de sus obras. Destacamos entre ellas la manzana comprendida entre las calles de Carlos III y Lepanto, que son las que mejor guardan el diseño original. La esquina con Lepanto es del propio Pascual y Colomer y la de Carlos III es de Juan de Aspiunza. En el nº 7 existe un interesante edificio de principios de siglo, obra de Enrique Pfitz y López. Además, hay que mencionar la presencia en el centro de la plaza de la estatua ecuestre de Felipe IV que se hallaba en el Buen Retiro, obra fundida por Pietro Tacca según cálculos de Galileo Galilei y para cuya cabeza realizó el modelo el famoso imaginero sevillano Martínez Montañés.La plaza ha sido remodelada en la década de 1990 por Miguel de Oriol por encargo del Ayuntamiento de Madrid, con un proyecto que introduce ex-novo un aparcamiento en el subsuelo y un paso subterráneo frente al Palacio Real, con el fin de permitir la circulación peatonal en toda su ámbito.
Bibliografía. Artículos de Revista
LÓPEZ OTERO, Modesto: Don Isidro González Velázquez (1785-1840), Archivo Español de Arte y Arqueología, nº 25, 1933, pp. 68-71
LORENTE, Manuel: Antonio López Aguado (1764-1831), Revista Nacional de Arquitectura, nº 86, 1949, pp. 91-94LORENTE, Manuel: Don Narciso Pascual y Colomer (1801-1870), Revista Nacional de Arquitectura, nº 81, sep. 1948, pp. 362-363MORENO VILLA, José: Proyecto de Isidro Velázquez para la Plaza de Oriente, Arquitectura, nº 156, abr. 1932, pp. 101-109NAVASCUÉS PALACIO, Pedro: Antonio López Aguado, arquitecto mayor de Madrid (1764-1831), Villa de Madrid, nº 33, 1971, pp. 84-89ORIOL, Miguel de: Examen de conciencia desde las obras de la Plaza de Oriente, Bia, nº 192, nov.-dic. 1997, pp. 7-10PLAZA: Debate sobre el proyecto de reforma de la ... de Oriente, Bia, nº 165, mayo-jun. 1993, pp. 50-56