Edificio Hernández Sol

Promovido por Dª Cristina Hernández, viuda de Álvarez, para viviendas de alquiler, el arquitecto Otamendi logró materializar en esta edificación un proyecto monumental, especialmente en fachada, con el cuerpo de miradores acristalados del chaflán, que se eleva sobre la línea de cornisa a modo de torreón, y su carácter macizo, muros de ladrillo visto y revoco, con ornamentos a la catalana, "en imitación a piedra natural", sobre un basamento almohadillado.

Se organiza en cinco niveles más ático en el torreón, que no figura en proyecto, accediéndose al interior de la edificación por la baja y desde la calle Juan de Mena, donde se encuentra el portal, escalera principal, y la entrada de servicio, a través de la cual se accede al patio, escalera de servicio y garaje, que ocupa el fondo del solar.

El resto de este nivel tiene funciones comerciales, inusual en los primeros edificios del Barrio, pero muestra de la transformación que comienza a sufrir, mientras que los superiores cuentan con dos viviendas en cada uno.

La composición de las plantas tiene tendencia a la simetría, según el eje de ingreso, distribuidas las habitaciones nobles en las crujías exteriores y las secundarias hacia las medianerías, recibiendo la luz y ventilación a través del patio central y tres menores perimetrales.

Destaca en ellas el uso de la línea curva, que se aplica a la escalera principal, semicircular, patio y algunos cuartos y corredores, de inspiración modernista, la cual contrasta con el alzado, más rígido, aun cuando en el chaflán se aprecia cierto movimiento, configurado por tres miradores por nivel hacia distintas orientaciones y un ático levemente retranqueado.

Una balaustrada en el piso principal recorre los dos frentes sin interrupción, dándoles unidad.

Es clara su relación con su inmediata y precedente obra de la Casa de Correos, proyectada junto a Palacios, y su deuda aun con el neobarroco francés, más en su composición, jerarquización o predominio del claroscuro, que en su ornamentación.