Palacio de la infanta Isabel de Borbón

Esta delicada y suntuosa pieza urbana, edificada en los albores del ensanche Argüelles para vivienda de los condes de Cerrajería, fue adquirida por la Infanta Isabel en 1900, siendo su residencia oficial hasta 1931; en ella realizaría una profunda y modernizada reforma con materiales y artífices españoles en exclusividad, incorporando además las nuevas tecnologías contemporáneas.

En 1942, el Ministerio del Aire compró el palacio, que pasó definitivamente al patrimonio estatal.

La forma del solar determinó la regularidad canónica del edificio, cuya fachada principal se alinea, centrada, a la calle Quintana, rodeándose al este, sur y oeste, de un bello parque cerrado al viario con alto y sobrio vallado de ladrillo.

En torno a un patio principal y otro secundario, el palacio se organiza en cuatro plantas: semisótano con ventanas apaisadas abiertas en el basamento de sillería de piedra berroqueña, alojando cocinas e instalaciones; pisos bajo y principal en ladrillo separados por imposta, con ventanas-balcón enmarcadas por resaltadas jambas y dinteles revocados, y balcones entre secuencia de pilastras protegidos por salientes guardapolvos de piedra caliza respectivamente; y buhardillas trasteras y de alojamiento del servicio, que sobresalen de inclinadas cubiertas sobre prominente alero.

En las esquinas, cuatro torreones coronados por chapiteles de pizarra terminan de remitir el conjunto, completado con dos pabelloncitos laterales, a cierto tono eclecticista quizás añorante, desde un clasicismo de reminiscencias francesas, del palacete madrileño de los Austrias.

El programa residencial de las plantas principales se articuló con gran escalera de mármol bajo techo de Mariano Benlliure, conteniendo la baja las dependencias administrativas y la residencia de la marquesa de Nájera, así como teatro, biblioteca, cuarto de pájaros y varios salones; y la noble, los cuartos privados de la Infanta, los de invitados, y los más importantes salones, como el de música o el de recepciones, además del comedor, la capilla y las galerías, convertidas en verdaderos museos.

Enfrente del palacio se construyó también un edificio complementario, hoy desaparecido, para caballerizas y cocheras.