Parque Urbanizado de la Compañía Urbanizadora Metropolitana

"El parque urbanizado de la categoría B" es una zona dedicada a vivienda unifamiliar aislada, asentada sobre una trama viaria adaptada a la desnivelada topografía que condiciona el trazado edificatorio, habitualmente apoyado sobre altos basamentos. La construcción correría a cargo de los propietarios de la parcela, con la consiguiente ausencia de unidad estilística, aunque sí se mantenga la tipológica. Las similitudes proyectuales derivan, desde sus casi propagandísticos orígenes, de las líneas regionalistas "de moda" en las viviendas unifamiliares de la época, pese a su coexistencia con impregnaciones expresionistas, prerracionalistas o racionalistas. La vivienda constatada como arquetipo implícito se desarrolla generalmente en dos plantas con uno o varios torreones, y tiene unos 200 metros cuadrados de superficie. Son, pues, viviendas de semilujo para profesionales y artistas, aunque también se realicen agrupaciones adosadas en hilera de programa más escueto y modesto. Las viviendas construidas por la propia "Compañía Urbanizadora Metropolitana" fueron proyectadas por Julián Otamendi, Casto Fernández-Shaw, Joaquín Otamendi y José Salcedo, y constituyen, sobre todo las de Julián Otamendi, una parte sustancial de la Colonia, pero ésta sería un escenario contradictorio de anacrónicas connivencias, donde intervinieron, entre otros, arquitectos como Teodoro Anasagasti, Jesús Carrasco, Manuel Mendoza, Luis Sainz de los Terreros, Amós Salvador, Eduardo Sánchez, Luis Vidal o Secundino Zuazo. En la actualidad, "El Parque" ha perdido su inicial fisonomía con la desaparición de bastantes construcciones o las alternativas derivadas de las transformaciones urbanas, arquitectónicas y de uso, aumentando los volúmenes originales, ocupando la parcela con nuevas edificaciones y cambiando incluso su carácter residencial familiar, deviniendo sobre todo en colegios de todo tipo -desde la escuela infantil al Colegio Mayor-, residencias religiosas y clínicas privadas.
Tipologías historicistas
Referentes historicistas de variado cariz abundan en las permanencias de la zona, como en la actual Clínica de Santa Elena, de Julián Otamendi, de imponente presencia algo aparatosa y grandilocuente.
Tipologías eclécticas
Obviamente, el confuso mimetismo o concurrencia de las diversas tendencias desplegadas derivaría en actitudes eclécticas con impuros y heterodoxos paradigmas generalmente articuladores de referentes histórico-regionalistas y, en los casos más avanzados, impregnados de discretos acentos prerracionalistas. La casa de los reyes Simeón de Bulgaria y Margarita Gómez-Acebo, en la avenida del Valle nº 3, podría ser un ejemplo representativo.
Tipologías regionalistas
Aún supervivientes en la colonia, pese a las transformaciones sufridas, son frecuentes los ejemplos de tipologías regionalistas entre las que sobresalen el conjunto homogéneo de "casas vascas", que ya fueran proclamadas en la voluntad de estilo impuesta por los Otamendi y de las que el chalet de la familia Urquijo o el reconvertido por el CEU en el paseo de Juan XXIII son claros referentes: empinadas pendientes, entramado de madera manifiesto en fachada y pronunciados aleros volados. En otra tendencia se encuentra la representada por la actual Universidad de San Luis en la avenida del Valle, modelo muy repetido con diversas variantes.
Tipologías populares
El rango burgués y acomodado demandado en su día encuentra sus exponentes constructivos en tipos de implícita representatividad, pero quedan todavía testimonios más discretos de amables y serenas tipologías añorantes de las arquitecturas populares, de las que la Casa Wellingtonia de Vicente Aleixandre sería un merecido exponente.
Tipologías prerracionalistas
Entre las casas pregnadas de impulsos de modernidad anticipatoria se encuentran dos de las más interesantes del barrio: la casa Escanciano, de Amós Salvador, y la del escultor Sebastián Miranda, de Secundino Zuazo, dos ejemplos comprometidos con los nuevos tiempos desde cierto despegue rupturista con la tradición, aunque dentro del latente vanguardismo local de los años veinte.
Tipologías racional-expresionistas
La indiscutible calidad de los arquitectos actuantes en la zona, si bien anclados en una obra en los límites del decadentismo, alumbrará algunos ejemplos ya explícitamente comprometidos con la vanguardia racionalista. Así ocurre con los rasgos racional-expresionistas del cubista casón de ladrillo de la calle General Asensio Cabanillas c/v Sierra, hoy propiedad de las Hermanas Carmelitas, de indisimuladas evocaciones a la Escuela de Ámsterdam, o con la sobriedad sin concesiones del lacónico lenguaje racionalista de algunas otras como las de la avenida de la Moncloa, 4 y 6, las de General Asensio Cabanillas, 35 y 37, o la de los Olivos c/v Juan XXIII.
Agrupaciones mixtas
Las ya referidas transformaciones de uso, urbanísticas y arquitectónicas, arrojan en la actualidad algunos conjuntos al auspicio de apropiaciones comunes, como sucede en la mencionada Clínica de Santa Elena, que, junto al ampuloso discurso ecléctico-regionalista de históricas alusiones, de Julián Otamendi, incorpora un segundo edificio en fluido y orgánico despliegue curvo, propio de los tipos racional-funcionalistas de los años sesenta, y un tercero más moderno, de sobrio porte "sotiano" y alusiones tecnológicas de vanguardia. También cabe incluir, como síntesis transhistórica de la colonia, la aparatosa conjugación estilística, arbitrariamente acumulativa, del Colegio Santo Domingo, camaleónica proa urbana a la glorieta del Presidente García Moreno, y casi surrealista coexistencia entre eclecticismo, regionalismo y racionalismo.