ARQUITECTURA DE MADRID

Colegio de las Escuelas Pías de San José de Calasanz. Padres Escolapios

Fichas tomo 2

Posición en mapa
Fecha
1922
Otras denominaciones

Padres Escolapios

Resumen histórico arquitectonico
: S.d.c. : 1922 (s.i.).
Reconstrucción : Julián Laguna Serrano : 1944 (P) 1945-1947 (O).
1ª Reforma : José Luis Fernández del Amo Moreno : 1950 (P) 1951 (Co).
2ª Reforma y ampliación : José Manuel González-Valcárcel y Valcárcel : 1959 (P) 1959 (Co).
Protección
No
Descripción formal

Ocupando hoy una manzana del Ensanche se encuentra este conjunto fundamentalmente docente y promovido por los clérigos regulares escolapios, el cual debió ser inaugurado en 1922 cuando solo se había terminado un primer sector, según procedimiento habitual, explicándose así el carácter inconcluso que reflejan los planos de los años cuarenta.

Consistía en un volumen de cuatro niveles, más semisótano y áticos en los torreones de esquina, y planta en peine, con un ala principal alineada con la calle de Padilla y dos transversales de distinta longitud, una lindante con la de General Díaz Porlier y otra intermedia menor, formando ambas un gran patio rectangular, semicerrado por una estructura porticada.

El acceso se producía por un extremo, en la intersección de la primera vía con la del Conde de Peñalver, disponiéndose en las crujías exteriores las aulas agrupadas, con luces hacia el interior de la manzana, enlazadas por un corredor e interrumpidas por los núcleos de aseos y comunicaciones, y en la intermedia los comedores, internado y residencia de los religiosos.

Sus fachadas primitivas, resueltas con ladrillo visto, eran de gran pureza, sobriedad y monumentalidad, con ligeras referencias al plateresco en torreones, molduras, arquerías, pero primando la funcionalidad, aludiendo a la obra escolar de Antonio Flórez.

Al iniciarse la Guerra Civil fue confiscado el Colegio, convirtiéndose en la célebre cárcel republicana de Porlier y, pasada aquella, en nacional, hasta su devolución a los Escolapios el 17 de abril de 1944.

Se planteó entonces su reconstrucción, bajo el que después sería comisario general para la ordenación urbana de Madrid, Julián Laguna, quien adecuó y recuperó los maltratados espacios para su antiguo uso, completó los iniciados, previendo la futura ampliación del edificio, y reformó los frentes exteriores, dividiendo y recercando los huecos con guarniciones de piedra artificial y suprimiendo los regionalistas aleros y torreones de remate.

En 1950 Fernández del Amo habilitó para internado las naves que habían quedado diáfanas en la tercera planta y nueve años después González-Valcárcel creó un nuevo cuerpo perpendicular al principal, y con frente a Conde de Peñalver, para incorporar un gimnasio, un salón de actos y varias clases más.

Se produjo entonces la modificación del chaflán, como transición a la nueva fachada, y posiblemente el cierre de la manzana con una crujía perimetral de doble altura destinada a establecimientos comerciales, tal y como se había realizado unos años antes en el Colegio Jesús María de la cercana calle de Juan Bravo.