Basílica Hispanoamericana de Nuestra Señora de la Merced
Fichas tomo 2
: Francisco Javier Sáenz de Oíza , Luis Laorga Gutiérrez : 1949 (P) 1956-1965 (O).
En junio de 1949 se produce el fallo del jurado designado para el Concurso de Ideas para la construcción de la Basílica-Convento Hispano-Americano de Nuestra Señora de la Merced, otorgando el primer premio al trabajo suscrito por los arquitectos Luis Laorga y Francisco Javier Sáenz de Oíza, en competición con figuras tales como Miguel Fisac, Rodolfo García-Pablos, Casto Fernández Shaw, etc.
En la definición del proyecto se tuvo en consideración el preservar los elementos tradicionales de la arquitectura religiosa en general y española en particular, reflejando al tiempo la manera de ser y pensar de la época actual; todo ello sin olvidar que el carácter de la Basílica Hispanoamericana condicionaba el tener presentes los elementos definidores de nuestra arquitectura colonial, así como el emplazamiento del templo que aconsejaba una solución contemporánea, de líneas tranquilas y sencillas, acordes con la arquitectura de su entorno.
Con estas premisas significó esta iglesia, en su momento, un primer paso hacia un nuevo horizonte de la arquitectura religiosa del país.
La construcción se concreta en un volumen paralelepipédico exento, en el que, junto a una gran austeridad, destaca lo desproporcionado de la altura en relación con la anchura de su planta.
Se trata de una basílica con traza de cruz latina y una sola nave longitudinal de cinco tramos, con capillas en sus laterales, y otra transversal formando el crucero.
Lejos de haberse cubierto, como estaba previsto en la propuesta ganadora, con bóvedas encasetonadas, se llega a una solución de estructura ligera tridimensional de tubo, que se dispone en forma de cañón rebajado en las naves y de bóveda de arista en el crucero, cuya ligereza resalta aún más la verticalidad del espacio interior.
Entre las fachadas de gran austeridad decorativa, destaca la principal, conformada por un elemento central de hormigón visto en cuyo interior se abre un gran arco de medio punto, continuación de la bóveda de la nave, que encuadra un sencillo encasetonado vertical, ejecutado igualmente en hormigón, en cuyo fondo se dispone un plano de vidrio sustentado por una ligerísima carpintería metálica.
Este gran "rosetón" descansa sobre un poderoso dintel, también de hormigón visto, bajo el cual se encuentran las tres puertas de acceso encuadradas por una sencilla moldura rectangular.
HISTORIA: de la Arquitectura Española, Planeta, 1989, tomo IV,
BALDELLOU SANTORIALIA, Miguel Ángel y CAPITEL, Antón: Arquitectura española del siglo XX. Summa Artis, tomo XL, Madrid, Espasa Calpe, 1995URRUTIA NÚÑEZ, Ángel: Arquitectura española siglo XX, Cátedra, Madrid, 1997BASÍLICA: de Nuestra Señora de la Merced, Arquitectura, nº 7, 1959
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