Barrio de la Estrella

En el criterio de ordenación se persiguió la creación de un "barrio moderno con condiciones higiénicas óptimas y, desde el punto de vista estético, un núcleo urbano concebido con normas actuales", en el que tuviese cabida la mayor variedad posible de edificaciones, aun a riesgo de perder homogeneidad, resuelto con casas de distintas categorías, mayoritariamente destinadas a las clases medias, y diferentes alturas, 5, 10 y 15 plantas.

La agrupación residencial es orgánica, formando unidades individuales con personalidad propia y delimitadas por amplios paseos, entre los cuales surgen diversos equipamientos, la iglesia, colegios públicos y privados, zonas deportivas y comerciales, etc, que pretenden dotarle de autosuficiencia, siguiendo las pautas del vecino e inmediatamente anterior Barrio del Niño Jesús, con el que se enlaza a través del eje avenida de Nazaret, calle Astros y Estrella Polar.

Sus promotores fueron numerosos y sucesivos, la cooperativa "Hogar Textil Madrileño", el Banco Urquijo y especialmente la Inmobiliaria Urbis, propietaria de la mayor parte de los terrenos por compra a la compañía Seguros La Estrella, que dio nombre a este barrio.

Además, en los proyectos de edificación participarían diversos arquitectos, Luis Ramírez de Arellano Sierra, José Antonio Domínguez Salazar, Francisco Javier Carvajal Ferrer, Manuel Barbero Rebolledo, José Antonio Domínguez Urquijo, Manuel Domínguez Urquijo, Santiago Fernández Pirla, Julio Bravo Giralt, etc., lo que explica la diversidad tipológica, cromática, en función de los criterios y necesidades.

Se proyectaron así bloques prismáticos, aislados, pareados o adosados, que acogen más de 2.200 viviendas y crean recintos casi cerrados, como las Plazuelas de la Virgen de la Estrella o de Perseo, ambas constituidas por modestas casas encuadrables dentro de la arquitectura social de los años cincuenta, mientras que las de mayor categoría se yerguen entre jardines, a veces excesivamente angostos.

Delimitando el Barrio, hacia el Este o M-30 y en parte hacia el Oeste, a modo de pantalla protectora, se dispusieron las torres aterrazadas de planta en H, convenientemente separadas, pero sin consideraciones topográficas o paisajísticas que hubieran equilibrado la urbanización de estos terrenos sometidos a un fuerte desnivel.