Colegio Santa Susana e Iglesia parroquial de San Patricio
Fichas tomo 2
Antiguo Colegio-Asilo de Santa Susana
: Francisco Rabanal : 1887 (P) 1887-1888 (O).
Sobre los terrenos que formaron parte de la célebre Quinta del Espíritu Santo, a la derecha de la Carretera de Aragón y Alcalá de Henares, en el Extrarradio y antes de atravesar el puente sobre el Arroyo Abroñigal, actual M-30, se levanta este edificio de origen benéfico, atendiendo a las disposiciones testamentarias de una opulenta dama cubana, Dª Susana Benítez de Lugo y Pérez de Abreu, viuda de D.
Antonio Parejo Cañero.
En honor de su onomástica habría de bautizarse este asilo e internado, cuyo fin bien resume aún una placa sobre su portada: "...donde la niñez desvalida encuentre sustento a su débil cuerpo, instrucción y vida cristiana".
Adaptado a un solar irregular, Rabanal, discípulo del Marqués de Cubas y su colaborador en el antiguo Colegio de Jesuitas de Chamartín, va a ubicar en su centro el volumen de planta cuadrada, separado de la vía pública por muros y verja en la fachada principal, para su fácil visualización desde el exterior y acceso a la Capilla, hoy Parroquia de San Patricio.
Como condición en la distribución se impuso la separación por sexos en pabellones independientes, entre los cuales se ubicó el dicho templo, la casa del capellán y un muro de aislamiento, que imposibilitaba de modo absoluto el "fisgoneo recíproco".
La instrucción y cuidado de cada sección quedó encomendada a dos órdenes religiosas distintas, la de niños a los Hermanos de la Doctrina y la de niñas a las Hermanas de San Vicente de Paul.
El proyecto tuvo que adaptarse también a la fuerte pendiente del terreno y a las orientaciones, ubicando servicios transitorios, como salas de visitas, juntas, locutorios y vestíbulos al Norte y dependencias de uso constante de los perceptores y niños al resto.
En general, el nivel bajo se destinó a tribunas, comedores, almacenes y baños; el primero a escuelas y galerías cubiertas, con posibilidad de externado para 100 niños; el principal a dormitorios, lavabos, roperos y cuartos de vigilantes; y el segundo a celdas para los religiosos y religiosas, enfermería y botiquín.
Es muy notable el alzado principal, en cuyo centro se alza la Iglesia, dividida en tres cuerpos, el central, rematado por un piñón triangular, y dos esbeltas torres laterales.
Su composición responde a la arquitectura neomudéjar, con muros de fábrica de ladrillo visto, aunque en las torres entre cajones de mampostería, de clara raíz castiza, y elementos decorativos en ese material, con grandes influencias de la cercana y desparecida Plaza de Toros de Rodríguez Ayuso y Álvarez Capra, tal y como se observa en el empleo de arcos califales, cornisas, antepechos, dentellados, etc.
GONZÁLEZ AMEZQUETA, Adolfo: Arquitectura neomudéjar madrileña de los siglos XIX y XX, Arquitectura, nº 125, may.1969, pp. 1-74