Complejo parroquial Nuestra Señora de la Luz

La conjunción de las necesidades religiosas y los condicionantes urbanísticos llevaron al proyectista al diseño del templo que pretendía, carente de monumentalidad en el exterior, sin ninguna manifestación de ostentación ni representatividad en sus fachadas, pero pleno de espiritualidad en su interior.

El proyecto se planteó como una ordenación de los espacios según el fin que habrían de desempeñar, imbuyéndoles a través de la arquitectura el significado funcional y simbólico de cada uno de ellos.

El programa, predeterminado por el obispado, debía contener: el templo y sus dependencias, un pabellón social y viviendas para los sacerdotes.

El conjunto, de planta rectangular, se proyecta de forma que todas estas funciones se relacionen mediante un patio porticado sustentado por perfiles metálicos al que, como única entrada desde la calle, se accede a través de un pórtico que, a modo de atrio, centraliza todas las circulaciones de las distintas dependencias al tiempo que sirve de lugar de encuentro de los que acuden a la iglesia.

El templo propiamente dicho es de una sola nave, de planta cuadrada, que constituye un prisma cúbico de ladrillo visto apuntado por una pirámide excéntrica truncada con cubierta de cinc, recorrida en el perímetro de su base por un lucernario lineal, y perforada en su espacio central por otro gran lucernario.

Mediante este sistema constructivo se proporciona luz natural, exclusivamente cenital, a todo el espacio, produciéndose la sensación de constituir un techo colgado, sin apoyos perimetrales, que proyecta la luz sobre la nave, no diferenciando el espacio destinado al presbiterio con el fin de crear el clima de recogimiento y espiritualidad adecuado a la participación de los fieles, pretendiendo lograr que estos se integren plenamente en las celebraciones religiosas y no se sientan meros espectadores.

Exteriormente el edificio es sumamente sencillo, sin que apenas se destaque su presencia; sus volúmenes casi permanecen ocultos, a no ser por la torre que emerge desde el patio como un mástil de hierro, sobre el que se yergue una cruz griega.