Colegio de María Inmaculada y Casa de Beneficencia de las Hijas de la Caridad de San Vicente Paúl

Edificio proyectado por Martínez Zapatero, colaborador habitual de J.

Bautista Lázaro, que sigue la tipología que éste había implantado para las congregaciones religiosas, con un cuerpo longitudinal paralelo a la calle rematado por pabellones destacados y centrado por un resalte que da paso a la capilla, dispuesta transversalmente al primero y que en este caso exigió un segundo proyecto para ampliar su capacidad, ya que bajo la misma se sitúa un gran salón de actos que adapta este esquema de origen conventual al uso escolar.

Como consecuencia, la altura del oratorio se redujo, teniendo que renunciar al neogótico habitual en favor de un neorrománico heterodoxo con bóvedas de crucería de medio punto y profusión de columnillas adosadas.

Externamente, en cambio, el edificio sigue las convenciones aceptadas, con una construcción neomudéjar de ladrillo oscuro muy robusta y remates y refuerzos en piedra artificial a la que con el tiempo se añadieron nuevos pabellones para ampliarla.