Iglesia parroquial de la Santísima Trinidad

Sobre los arranques de una iglesia muy ambiciosa comenzada a construir por Jaime Ferrater Ramoneda, y de la que no llegó a levantarse más que la cripta, están construyendo Perea, Ruiz Bernal y Vallhonrat desde hace más de dos décadas un nuevo complejo parroquial.

El proceso empezó como una operación de corte y desmontaje al modo de las que realiza el artista Gordon Matta Clark, o las que llevaba a cabo la arquitecta Lina Bo Bardi.

Los autores comenzaron por rasgar con gesto atrevido y violento el viejo edificio mediante una cruz dirigida hacia las esquinas, que es signo de negación y a la vez de afirmación al definir limpiamente un centro que marca con fuerza el eje vertical formado por el altar y la torre.

Los cuatro brazos de la cruz abren el templo en todas las direcciones, irradiando hacia la calle el espacio del ritual.

Los interiores se recubren de ladrillo a modo de vasija que contiene el espacio del hombre, así como el acero suelda los cortes en el hormigón, permitiendo el filtrado de la luz solar a través del entramado de nervaduras blancas y ligeras.

El exterior se limita a ser expresión de lo inacabado, y muestra en bruto los muros de hormigón, simplemente blanqueados.

Con posterioridad se han ido haciendo por los mismos arquitectos distintas ampliaciones que van completando el conjunto con volúmenes en el mismo ladrillo del interior, rodeando a la iglesia en los espacios que quedan entre los brazos de la cruz.

La última fase, comenzada en el año 2006 se realiza para una Residencia de Caritas.

CENTRO: ___ parroquial, reforma de la iglesia de la Santísima Trinidad, Madrid, El Croquis, 1º trimestre 1985, 75-79