ARQUITECTURA DE MADRID

Posesión de recreo de los Condes de Aguilar, luego de los Marqueses de Bedmar

Fichas tomo 3

Posición en mapa
Fecha
1595
Otras denominaciones

Actual Finca Torres Arias

Resumen histórico arquitectonico
S.d.c.: 1580-1605 (s.i.)
Reparación: Bartolomé Ferreras (maestro de obras): 1675-1682 (s.i.). 1ª Rehabilitación: S.d.c.: 1737-1741 (O). 2ª Rehabilitación y reforma: S.d.c.: 1850-1885 (s.i.)
Protección
No
Autores
Descripción formal

En el Camino Real de Alcalá, antes de alcanzar el que fuera núcleo histórico de Canillejas, excepcionalmente aún se emplaza la que fuera una de las posesiones de recreo más célebres en magnificencia y extensión de los alrededores de Madrid.

Su formación se debe al criollo peruano D.

García de Alvarado Velasco, creado conde de Villamor en 1599, conociéndose ya entonces que era quinta cercada, con palacio, huerta y palomar, si bien su engrandecimiento se produciría un siglo después, al recaer en sus descendientes los condes de Aguilar de Inestrillas, quienes no sólo la recuperaron residencialmente, sino que la agregaron numerosas tierras, aumentando la superficie hasta 14 ha.

Situada la casa principal en posición dominante, enfatizada por el imprescindible torreón esquinero, tenía planta cuadrangular alrededor de un patio señorial de la misma geometría, mientras que al Norte se le adosaban las construcciones auxiliares, delimitando un amplísimo corral.

Contaba aquélla con dos niveles más cueva y desvanes, zaguán solado de piedra y escalera principal de madera de tres tramos, distinguiéndose en sus interiores la denominada "Sala de la Fruta" o la "galería que mira al patio", así como las alcobas de los señores y el oratorio en el superior.

Al exterior destacaba la escalinata de sillería y doble ramal, con barandillas de hierro forjado entre pedestales, que se adosaba al frente meridional del Palacio, con el fin de establecer así su comunicación con el jardín.

La adhesión de la familia al Duque de Anjou provocó la confiscación de sus bienes por el archiduque Carlos de Austria, quien habría de fijar su residencia en esta Quinta de Aguilar, antes de efectuar su entrada en Madrid en 1710 y adonde habrían de acudir sus fieles a rendirle pleitesía.

Propiedad de la duquesa viuda de Osuna desde 1741, quien la devolvió su carácter paradisíaco, con veredas y paseos, árboles frutales y de sombra de todas clases y diversos caprichos de jardín, como un cenador con su fuente en su centro, solado de piedra y grada alrededor, con 13 basas para el emparrado.

A partir de 1850 la finca renace con recrecido fulgor, siendo propiedad de uno de los más célebres aristócratas del siglo XIX, el Marqués de Bedmar, quien adapta la posesión a las modas artísticas dominantes, como lo prueba el jardín pintoresco que aprovecha el talud natural.

De esta época sería la trasformación y remodelación de la imagen del viejo palacio, bajo patrones eclécticos, la que desde la lejanía en determinadas épocas y posiciones se alcanza hoy a ver, escondida, como se haya, en un aparentemente denso bosque.

Bibliografía. Libros

LASSO DE LA VEGA ZAMORA, Miguel: Quintas de recreo. Casas de campo aristocráticas alrededor de Madrid. Canillejas y Chamartín de la Rosa , Ayuntamiento de Madrid; Fundación Caja Madrid, Madrid, 2006, tomo I

LASSO DE LA VEGA ZAMORA, Miguel: Quintas de recreo y casas de campo aristocráticas alrededor de Madrid. Los Carabancheles, Canillejas y Chamartín , Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Navarra, Madrid, 2004 [tésis doctoral]

MADOZ, Pascual: Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, Est. Literario-Tipografico de P. Madoz y L. Sagasti, Madrid, 1846-1850