Iglesia parroquial de San Matías
Fichas tomo 3
1ª Reforma: S.d.c.: 1940 (s.i.). 2ª Reforma: Juan Velasco Viejo: 1969 (P) 1969-1970 (O). Reparación de cubiertas: Enrique Llano Martínez: 1988 (P) 1988-1989 (O)
A pesar de su aparente unidad constructiva y estilística, la iglesia de San Matías es el resultado de varios proyectos sucesivos firmados por diferentes arquitectos: tras la ruina del primitivo templo parroquial hacia 1850 se encargó el diseño de uno nuevo a Blas Crespo, que ya en 1858 inició la excavación de los cimientos, pero que no pudo proseguir por falta de fondos; seis años más tarde, Francisco Enríquez Ferrer redactó un segundo proyecto que dividía la iglesia en tres naves para simplificar la estructura de cubierta y así recortar costes, pero tampoco se llevó a cabo, por lo que en 1877 el Arzobispado de Toledo encargó una tercera propuesta a su arquitecto diocesano, Repullés Vargas, con la condición de recuperar la nave única de Crespo por su mayor capacidad -dado el crecimiento exponencial de la población censada en Hortaleza-, pero manteniendo el presupuesto reducido de Ferrer.
Para abaratar costes, Repullés propuso aprovechar la obra ya iniciada de los cimientos -cuyas dimensiones totales hizo coincidir con las de la nueva nave, sin la torre de los pies ni la sacristía de la cabecera- y utilizar el ladrillo visto como único material constructivo, pero dignificándolo -en un momento de profundo historicismo- mediante referencias concretas al estilo mudéjar toledano (con arcos lanceolados lisos y polilobulados, ventanas ajimezadas, etc.), que se proponía aquí por vez primera para una construcción eclesiástica de nueva planta -pues la plaza de toros neomudéjar de Rodríguez Ayuso que inició el estilo había sido construida sólo tres años antes-, y que no sólo hacía referencia a la continuidad de la iglesia católica española bajo la dominación musulmana, sino que por su singularidad dentro del panorama europeo se consideraba como un modelo a seguir para la consecución del anhelado "estilo nacional".
Dañada en la Guerra Civil, cuando se perdieron los siete altares que la adornaban en 1888, y malamente restaurada en 1940 cegando puertas y ventanas, la iglesia ha sufrido en dos ocasiones el cambio de la estructura de cubierta, la primera en 1969, y otra en 1988, cuando se aprovechó la obra para liberar algunos de los huecos tapiados previamente.
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