Torres de Canillas

Luis Cubillo de Arteaga: 1956 (P) 1957-1962 (O)

Debido a la penuria de materiales del periodo, y a la mayor pericia que exigía su estructura de hormigón, las cinco torres fueron el último elemento en construirse del Poblado Dirigido, al que dominan gracias a su posición elevada junto a la carretera de Canillas, al Norte del conjunto, para evitar arrojar sus sombras sobre el mismo.

Con 12 alturas, presentan planta en "H", con un núcleo central de comunicaciones verticales con dos ascensores y la escalera enfrentados al que se adosan cuatro viviendas con cuatro dormitorios, estar comedor, cocina y baño en las cuatro esquinas, de modo que se crean entre ellas unos espacios intersticiales a modo de patios abiertos en "U".

Esta solución permite que cada piso goce de cuatro fachadas para garantizar la ventilación y soleamiento de las habitaciones, y se traduce en la creación de dos fachadas iguales contrapuestas, unas dirigidas al Norte y otras al Sur, que se plantean como terrazas corridas con antepechos de madera que pueden cerrarse mediante persianas venecianas enrollables, aunque en la actualidad sólo una torre conserva el antepecho original, sustituido en las restantes por un empanelado liso con un color similar para minimizar el cambio de imagen.

Las fachadas laterales son de ladrillo claro y casi ciegas, aunque uno de los testeros presenta una columna de ventanas correspondiente al dormitorio principal, que se traslada a este paño para no enfrentarse al del vecino correspondiente al otro lado del patio, garantizando así su intimidad.

La perfección y claridad de estas torres hacen que hoy se puedan apreciar como uno de los mejores y más elegantes ejemplos de la arquitectura de viviendas de estos años.