Parcela F

Frente a otras manzanas del Gran San Blas, donde los arquitectos designados trabajaron en equipo para obtener un diseño homogéneo, en la parcela F los distintos miembros se repartieron las 2.641 viviendas a construir, responsabilizándose cada uno de varias unidades del grupo, que distribuyeron en torno a un vacío central destinado a acoger los equipamientos, obteniendo la imagen más variada de todos los conjuntos.

Así, Manuel Barbero, como director del equipo, diseñó hasta cinco tipologías constructivas diferentes para 675 viviendas, repartidas entre los tradicionales bloques lineales de muros de carga y doble crujía con 2 viviendas por planta dispuestos en hiladas paralelas pero también agrupados en hélice para crear 3 plazas porticadas que integran en su zócalo el área comercial , nueve torres exentas de 5 alturas con 3 pisos por planta, e incluso 56 viviendas unifamiliares en "L" agrupadas de cuatro en cuatro que crean una pequeña colonia con su propia plaza central dentro de la manzana.

Por su parte, Rafael de la Joya construyó 960 viviendas de tipo social, que repartió en 40 bloques iguales de 4 alturas con 6 pisos por planta: 4 de una categoría y 2 de otra, que para mejorar la intimidad y el soleamiento y reducir la monotonía del conjunto se adosan de manera escalonada en hiladas paralelas.

Vicente Benlloch se hizo cargo de 510 viviendas, agrupadas en dos tipologías diferentes: 22 torres de 5 alturas con planta en H, que se van enlazando por los extremos para formar 4 hiladas de fachadas muy quebradas; y una hilera de 7 bloques de 2 viviendas por planta, dispuestas en ángulo, y enlazadas por los cuerpos de escaleras.

Por último, Riestra Limeses construyó los tres bloques de siete alturas con tipología dúplex que bordean el límite occidental de la parcela quizá lo mejor del conjunto, aunque sólo se conserven dos en la actualidad , además de otros siete bloques casi en la esquina opuesta, con un total de 448 viviendas.

Desgraciadamente, la pésima calidad de los materiales y las deficiencias constructivas han obligado a revestir con morteros monocapa todos los edificios, desvirtuando su imagen original.