Viviendas en tres bloques en La Alameda de Osuna

Situado en primera línea de la vía rápida de acceso al aeropuerto, este moderno bloque de viviendas adopta la estrategia de situarse perpendicularmente a la mencionada vía para minimizar su impacto sobre el programa habitacional, en abierto contraste con el vecino inmueble debido al Estudio de Rafael de La-Hoz (cfr.

EDJA.F30128).

Para ello adopta una forma de U en planta según las alineaciones de las calles circundantes cuya diferencia de cota es de 3 metros.

La fragmentación del volumen completo en 3 bloques permite además de una mejor acomodación a las diferencias de rasante de las calles circundantes, una cierta descomposición de su enorme volumen relativo con respecto al resto de edificaciones que lo rodean.

Los arquitectos señalaban que "en el diseño de la plaza-patio y en la situación de los bloques se ha tenido presente la idea formal del avión, de la visión del paisaje que se tiene en altura, siempre con el primer plano del ala del aparato".

Con esta estrategia proyectual se ofrece un pequeño homenaje a la vecindad del aeropuerto de Barajas, a la vez que se intenta caracterizar los espacios comunes del interior de manzana.

Otra característica peculiar de este conjunto es el mayoritario destino de las plantas bajas a vivienda, si bien se trata de unos dúplex de cuidado diseño lo que permite reservar las plantas de dormitorios en una segunda altura, consiguiendo un inteligente gradiente de intimidad.

Además todas estas viviendas en planta baja disponen de una zona de patio ajardinada preservada de vistas, que prolonga el área estancial de las viviendas hacia el jardín.

En oposición a aquellas viviendas, en planta ático los arquitectos han dispuestos unas viviendas que enfatizan las vistas así como una cierta prolongación espacial de las viviendas hacia las grandes terrazas surgidas por el retranqueo de estas plantas.

La presencia física del edificio viene mediatizada por una serie de criterios de diseño: la cornisa discontinua en función de una cierta sensibilidad de la edificación a la configuración de las calles circundantes; los dúplex como zócalo del conjunto; la voluntad de crear un ritmo no homogéneo en las fachadas "a modo de pentagrama de líneas trazadas por el marcado carácter horizontal de las ventanas y en el que se desarrollan los balcones, terrazas y jardineras, como notas de una composición musical" y, finalmente, la solución de las celosías de los espacios servidores mediante una serie de cáscaras o corazas planas de gran escala que caracterizan definitivamente la imagen del edificio.