Viviendas prefabricadas en el Polígono G

Las Torres Francesas

José Antonio Domínguez Salazar, Julio Bravo Giralt y Santiago Fernández Pirla: 1962-1964 (O)

Conscientes del fabuloso volumen de viviendas que debían ejecutarse en Moratalaz, el equipo de Domínguez Salazar exploró las posibilidades de un sistema de prefabricación que permitiera economizar los costes de la operación.

De esta inquietud derivó el contacto con la empresa francesa Charasse, especializada en este tipo de construcción y que, en el momento de aquel proyecto, tenía en período de ejecución un grupo de 400 viviendas, y ya terminadas otros dos conjuntos de 500 viviendas cada uno en Melun (Francia).

En función de estos contactos se optó por un sistema de prefabricación pesada, a partir de placas de hormigón armado para resolver tanto los paramentos horizontales como los verticales y que además incorporaban las carpinterías de puertas y ventanas.

La obra en Madrid se llevó a cabo por el mismo procedimiento aplicado en Francia, esto es, una fábrica a pie de obra con el consiguiente ahorro de medios de transporte, de por sí muy elevados en razón del peso de los paneles y otros elementos prefabricados, pero con el inconveniente de un más difícil control de la fabricación, para lo que se recurrió además de a una supervisión por parte de la empresa francesa, al Instituto Eduardo Torroja.

Como en el terreno urbanístico, debe reconocerse la inquietud del equipo técnico responsable de Moratalaz que condujo a esta pionera experiencia a principios de la década de los sesenta, cuando muy pocos profesionales españoles se incluían esta preocupación por la prefabricación entre sus preferencias.

En este sentido resulta obligado citar la experiencia de Alejandro de la Sota en Collado Mediano para la Casa Varela, que el maestro gallego consideraba un ensayo para proyectos de mayor envergadura, exactamente como este de Moratalaz.

PLAN: ___ de Acción Municipal, Villa de Madrid, nº 67, 1980