Viviendas unifamiliares en el Anillo Verde de Vicálvaro
Fichas tomo 3
Antonio Ruiz Barbarín: 1989 (P) 1991-1992 (O)
Como se ha señalado al explicar la operación del Anillo Verde de Vicálvaro, el nivel medio de la arquitectura desplegada en este sector de la ciudad no resulta particularmente destacado.
Por esta razón el pequeño conjunto de viviendas proyectado y construido por Antonio Ruiz Barbarín resulta una excepción digna de mención.
El conjunto se resuelve en un solar sensiblemente alargado, donde se disponen sendas hileras -de nueve y doce de viviendas- enfrentadas entre sí, flanqueadas por otro pequeño grupo de seis, utilizando los pasos peatonales de entrada a la plaza interior como "colchón de medidas".
La solución arquitectónica presenta dos caras muy bien diferenciadas.
Al exterior, las fachadas se presentan con un aspecto muy sólido y racional, con fábricas de ladrillo visto de grandes dimensiones que definen el límite de la parcela, volviendo en los testeros, sin ningún juego, entrante o concesión.
Los huecos se recortan con limpieza y los propios muros sobrepasan la altura de la cubierta ocultándola.
Esta estrategia subraya el carácter tectónico, cerrado y limpio del conjunto.
La imagen interior es la antítesis de lo descrito hasta aquí.
Se propone un juego de huecos y macizos, de luces y sombras, de entrantes y salientes.
Se plantea así un espacio interior de gran riqueza ambiental donde la escala humana y la relación cotidiana de vecindad se ponen en valor.
Aunque con una enorme distancia en la escala y en los medios puestos en juego, las estrategias puestas en juego resultan muy cercanas a la estudiada macromanzana de Sáenz de Oíza en este mismo distrito pero en la orilla de la M-30.
Algo menos de interés aunque igualmente destacables resultan las promociones vecinas, que presentan semejantes características tipológicas, dirigidas por los arquitectos Mateo Corrales, María Luisa López Sardá y María Luisa Aranguren de Milicua.