Iglesia parroquial de Santa Irene

Edificio religioso que adquiere carácter monumental por el uso de grandes arcos en contraste con pequeñas perforaciones en los muros, cuya composición de rotundos volúmenes que lo sitúan próximo a la "tendenza", niegan el ornato desde la sinceridad constructiva que argumenta todo el proyecto.

Como explican los autores "la búsqueda de un espacio unitario, que conservara la idea de las tres naves que conforman el templo católico en su tradición mas pura, nos llevó a las soluciones que la superposición histórica había producido.

Durante el barroco, grandes arcos formeros, se construyen en sustitución de las líneas de machones de una arquitectura mudéjar de tipología románica, consiguiendo espacios verdaderamente asombrosos".

Cerrado exteriormente, conteniendo una topografía que desciende hacia la entrada, y volcado al interior, donde se abre con sugerentes y acogedores espacios abiertos, posee el encanto de los espacios claustrales.

El tema del numero tres, aunque con connotaciones fuertemente religiosas, conduce a un juego en base a la geometrización de la traza del edificio, utilizando tangencias, deslizamientos, recorridos, espacios de múltiple lectura, o ritmos y series espaciales que conforman un programa, articulado desde el espacio de entrada, con un sencillo y expresivo sistema de construcción.

Muros de carga de ladrillo longitudinales y paralelos a 4,80 m, modulan el proyecto en dos partes, correspondientes a la zona de culto al sureste y los servicios parroquiales al noroeste.

Un itinerario de acceso marca los cambios de dirección y la ley compositiva; la entrada, significada por un pórtico de carácter clásico, entre dos muros de entrada, da paso a un espacio tripartito de atrio de tres módulos formalizado por arcos.

Arcos formeros que aligeran los muros, visibles desde el exterior de la fachada sureste, cuya crujía central, cubierta a dos aguas con plexiglás, señala el eje de la iglesia y la entrada al salón parroquial, espacios de cuatro y dos módulos respectivamente, estableciendo una serie de ritmo igual de este a oeste y ascendente de sur a norte, que modifica el radio de los arcos formeros de sus interiores.

Contiguo a este vestíbulo se abre un vacío longitudinal, alrededor del cual se construye un segundo cuerpo en paralelo, de referencia a un espacio claustral.

Edificio longitudinal que desde un corredor distribuye despachos y escaleras de acceso en el centro, y sala de catequesis y pequeña capilla de diario con sacristía, que sirve a su vez a la iglesia, en los extremos.

En la planta superior, con acceso directo desde la calle posterior a nivel, se organiza una sala de ancianos en el centro, y dos viviendas en los laterales en cuyos extremos dos salones se abren con terrazas al espacio longitudinal.

La cubierta, formada por estructura metálica entramada a dos aguas entre los muros, se reviste en el interior de los espacios mas representativos con un sistema de artesonados que dignifica el conjunto.