Conjunto de viviendas en Arroyo del Olivar

Entre las calles Arroyo del Olivar, Pedro Laborde y la Avenida de Buenos Aires existen algunas áreas con manzanas, sensiblemente longitudinales de dirección norte-sur, de pequeña densidad y tamaño edificatorio, que fueron remodeladas con un criterio de preservación de aquellas edificaciones de calidad suficiente dentro de los mínimos habitables y recosido de la trama, que fueron incluidas en el plan de actuación de Palomeras III Fase.

Con características similares, las manzanas mantienen su forma inicial y los edificios sustituidos completan los fragmentos dejados por las edificaciones existentes, o conforman espacios libres de uso comunitario que se vacían puntualmente y aportan calidad a la trama.

Un perímetro exterior casi completamente modificado y discontinuidades puntuales, se ajustan a la reducida escala de las edificaciones existentes, para conseguir un continuo de baja altura, de calidades y morfologías distintas, cosidas o suturadas por una operación casi quirúrgica.

Completado de manzanas de formas irregulares o alturas variables, llenado de huecos conforme a los espacios disponibles.

Todos los proyectos se ven sometidos a rigurosas condiciones de planeamiento y tratamiento general, que al tener una coordinación común adquieren una visión continua de conjunto y consiguen unidad en la arquitectura dentro de la variedad de autorías.

Un modo de operar igualitario y razonable por homogeneizador del ambiente, que, aun con criterios distintos, la mayor parte de las veces adaptando las características del proyecto a especificas cuestiones formales o de adecuación tipológica de contexto, logra cierta continuidad en el área.

El mismo Cano Lasso reconoce unos rasgos y características comunes de suficiente definición, como austeridad de la construcción en ladrillo, volúmenes fuertes y expresivos y desnuda unidad material, y se reafirma en la existencia de la llamada Escuela de Madrid.

Adaptada a nuestra realidad tecnológica, según principios de economía y acorde con la austeridad castellana, se revive con modernidad la tradición madrileña del ladrillo.