Viviendas para la EMVs junto a la M-30

La EMV en desarrollo de los Planes Especiales de Reforma Interior en el Puente de Vallecas, promueve tres intervenciones de vivienda en el borde de la M-30 que resuelven las discontinuidades de la trama urbana, brindando una nueva fachada de la ciudad a esta arteria de tráfico denso.

Edificios que, consecuencia de un concurso ganador y una vez construidos, resultaron premiados por su calidad en varias ocasiones.

La valoración del problema del tráfico coincide en los tres casos.

Los tres proyectos comparten la preocupación por las condiciones adversas que el tráfico produce, ofreciendo respuestas distintas al problema.

En el PERI 14.3, Puente de Vallecas Sur, Fuster y Crespo resuelven los frentes de tres manzanas distintas reconformando el inicio de Peña Urbina.

La actuación, aunque discontinua, utiliza la composición horizontal y homogénea de las fachadas y de los elementos de remate de cubiertas como criterio unificador de la imagen.

Los accesos desde un patio común permiten establecer la rasante común de las plantas bajas, dibujada con hiladas de ladrillo, que los adapta a la escala del entorno.

Los huecos agrupados y las persianas mallorquinas correderas evitan una imagen de seriación que la longitud de la intervención completa produciría.

Más al norte, en la confluencia con el Camino de Valderribas, el PERI 14.1, Puente de Vallecas Norte, delimita un espacio libre triangular, cuyo cierre formalizan otras dos intervenciones con VPOs.

El pequeño bloque de Nieto y Soberano agota la edificabilidad de la manzana que remata.

Las viviendas se agrupan como un puzzle entorno a un patio con corredor o pequeña corrala, protagonista del espacio interior, donde escalera y ascensor son concebidos como elementos independientes.

La estructura vista y la sucesión libre e irregular de huecos con contraventanas metálicas correderas, producen fachadas de ritmo vibrante y mutante, que frente a la velocidad de la autopista operan como una secuencia cinematográfica a escala del vehículo y no del peatón.

Asumiendo la presencia de la M-30, los dos bloques de López Valdés y Latas Zavala, surgidos desde el compromiso de la EMV con la organización del Concurso Internacional Europan en su tercera edición de 1993, responden con tratamientos diversos a situaciones de distinta naturaleza.

Los edificios reafirman el marcado carácter de frontera urbana de su situación con una transición entre dos escalas, la del individuo y la de lo colectivo.

Del lado de la autopista, de escala macrourbana y visión secuencial ligadas a la velocidad, neutralidad y continuidad de las fachadas.

Y frente a la escala menor, más humana y asociada a conceptos de barrio, fachadas fragmentadas y más personalizadas.

La utilización de una tipología de doble orientación y sin patios interiores favorece las condiciones de soleamiento y la sucesión de espacios de diferente percepción.

El perfil del edificio revela una apuesta por la calidad de los espacios de la vivienda, llegando a la máxima ocupación en planta baja y retranqueando el edificio respecto del frente a la autopista, donde una vibrante celosía metálica actúa de filtro neutralizador.