Real Posesión de Vista Alegre

Cuatro grandes fincas podrían considerarse fundamentales en el proceso de creación de Vista Alegre, dos quintas de recreo y dos fábricas de jabón, si bien destacando entre todas la casa de campo del que fuera médico de S.M.

don Higinio Antonio Lorente, cuya configuración, en la zona denominada después del palacio viejo, se inició a partir de 1802.

Tras la Invasión Francesa fue vendida al comerciante Francisco Ignacio de Bringas, el creador, años después, del famoso jardín público madrileño denominado de Apolo, quien, sin apenas disfrutarla, la transmitiría a su vez, en 1823, al matrimonio formado por el coronel Pablo Cabrero y Josefa Martínez Artó, dueña de la famosísima Real Fábrica Platería de su apellido.

A ellos se debe la transformación del conjunto en una quinta de recreo pública y también su bautismo con el inmortal nombre de "Vista Alegre", reclamo propagandístico para un establecimiento inspirado en otros de este tipo ya extendidos por toda Europa.

Su inauguración se produjo en 1824 y contaba con un casino, casa de baños y una gran huerta y jardín, bien distribuido y arbolado, con diferentes juegos y caprichos, pero pronto el negocio campestre pasó a ser ruinoso, lo que animó a sus propietarios a deshacerse de ella en 1832 y a favor de la reina María Cristina de Borbón, cuarta esposa de Fernando VII, quien inmediatamente comenzaría su engrandecimiento, comprando fincas adyacentes hasta alcanzar, cuatro años más tarde, la cifra de 44 en total y 50 ha cercadas.

El casino se transformó en el palacio representativo, complementado con otras construcciones, la mayoría diseminadas por la Real Posesión, como la contigua Estufa Grande y la antaño magnífica casa de Bella Vista, destinada a exposición de aves disecadas y biblioteca, así como las casas de Dependientes, Administración, Oficios y Caballerizas, la Casa de Vacas, para los gusanos de seda, la Capilla, la Naranjera, con una pajarera en el centro, la Casa de Juegos, Codornicera, Faisanera, el Castillo Viejo, escondido en el bosque, la ría navegable y su isla o la reformada casa de campo que fuera del marqués de Negrón, y llamada de Navarro, para oratorio y mirador.

Finalmente, comenzaría la fabrica de un nuevo palacio, con mayores pretensiones que "el Viejo" y llamado a ser el principal, mientras se reformaba y extendía el jardín, trazado siguiendo las modas paisajísticas, el cual habría de convertirse en uno de los más importantes ejemplos de este tipo en todo el Reino.

En 1846 la Reina Madre dona a sus hijas Isabel II y la infanta Luisa Fernanda la posesión, si bien resultando imposible su división, quedaría al fin en manos de la segunda y su marido el duque de Montpensier, quienes decidirían venderla en 1859 al célebre y poderoso abogado y banquero malagueño José de Salamanca, recobrando con éste, sino superando, su primitivo esplendor.

No obstante, la ruina le obligó a fijar su residencia en la posesión, donde fallecería en 1883, facilitando sus inmensas deudas la cesión al Estado por parte de sus herederos y su conversión en un gran recinto de establecimientos asistenciales y docentes de titularidad pública.

Primero se ocuparon los antiguos palacios, nuevo y viejo, así como la Casa Bellavista, y posteriormente se añadieron otros edificios, como el Reformatorio del Sagrado Corazón y los Colegios de Santiago y del Santo Ángel, anteriores a la Guerra Civil, o la Gran Residencia de Personas Mayores Vista Alegre, obra de Manuel Martínez Chumillas, el Hospital Psiquiátrico Infantil fray Bernardino Álvarez y el Orfanato Nacional y Colegio Los Lujanes, de inmediatamente después.

Esta función asistencial, numerosa y diversa, asignada a la finca Vista Alegre, se mantiene en la actualidad, dando lugar a una compleja organización administrativa, materializada en el caos interior que crea la numerosa parcelación en recintos y la posibilidad de actuar en los edificios incluidos en cada uno de ellos con autonomía, máxime ante la inexplicable insuficiente protección.