Colegio del Santo Ángel de la Guarda

Se puede considerar a este conjunto docente la aportación arquitectónica más interesante entre las realizadas durante el siglo XX en Vista Alegre.

No obstante, su construcción significaría la definitiva desaparición de la Casa de Vacas, un invernáculo, la Naranjera, el arroyo de la Huerta y de un estanque con su noria.

La creación de este colegio para los hijos de los funcionarios de los cuerpos de Vigilancia, Seguridad y Gobernación del Estado se remonta a 1921, si bien la cesión de los terrenos de la finca para su construcción y redacción del anteproyecto no se produciría hasta cinco años más tarde, coincidiendo con su declaración de beneficencia particular.

Macarrón, arquitecto de la Dirección General de Seguridad, va a proponer doce pabellones independientes, organizados en una superficie cercada de más de 5 ha y destinados a diferentes usos: docente, administrativo, residencial, recreativo-cultural y religioso.

El sector principal, centro de la composición, estaba constituido por una agrupación simétrica de volúmenes, con uniones complejas, fiel reflejo de sus funciones y necesidades, que se realizan mediante largos corredores y patios, atendiendo a la búsqueda del soleamiento y la ventilación.

Destaca aquí el pabellón de dirección, de planta en U y tres niveles, unido sutilmente a los bloques en H de las aulas a través de una pasarela, cuyo extremo opuesto cierra la cafetería y comedor.

En sus interiores es digna de mención la azulejería, que decora los zócalos y los pavimentos, de distintas formas y colores en correspondencia con cada zona, a fin de facilitar la orientación en un entramado abstracto y neutro.

Más al este, independientes y a cada lado de este núcleo, se levantan las dos piezas más bellas y singulares, el salón de actos y la capilla, de doble altura y similar organización.

Al exterior, todos los pabellones se caracterizan por la rotundidad de sus volúmenes, la pulcritud de los paramentos, con ligeros retranqueos, las cubiertas planas, los amplios vanos, los motivos ornamentales o los remates de los torreones, alineados con el modernismo europeo y, más concretamente, con la obra de Josef Hoffmann, veinte años anterior.

Recientemente se han iniciado obras de rehabilitación, bajo criterios sumamente respetuosos con lo existente, planteándose la recuperación de revocos y azulejería, conforme a métodos tradicionales.