Hospital Central de la Defensa

Hasta fechas muy recientes, este antiguo Hospital Militar de Carabanchel fue conocido como Gómez Ulla por el nombre del ilustre gallego, cirujano militar, que tanto contribuyó a su engrandecimiento.

Es el segundo hospital militar de Madrid, ya que el primero fue el de la calle Princesa, destruido por un gran incendio.

En 1889, el Ayuntamiento de Carabanchel ofreció unos terrenos, cerca del cerro Almodóvar, para la construcción de un nuevo hospital, del que sólo nos ha llegado uno de los módulos del conjunto original, el más próximo al cruce de caminos.

Más que un hospital sería una auténtica ciudad hospitalaria compuesta por numerosos pabellones, ordenados simétricamente en un amplio territorio a ambos lados del eje que alberga los más representativos.

El más reiterado, el pabellón de enfermos, era un tipo canónico con un emergente volumen central destinado a recepción y comunicaciones y dos salas laterales acabadas en los bordes con sendos cuerpos, también sobresalientes, para aseos y servicios complementarios; las construcciones, todas de una sola crujía, gruesos muros maestros y techos "embovedados", se dotaban con instalaciones y adecuación higiénica nunca satisfechas plenamente.

Pabellón de oficiales, sala de operaciones y otros pabellones en zonas de borde completarían el conjunto, presidido en su frente más urbano por el magnífico y superviviente testimonio heredado.

Es éste una brillante, elegante y sobria edificación de dos plantas -separadas por una imposta corrida- en cuyas fachadas se alternan piedra y ladrillo aplantillado sobre zócalo pétreo, rematándose en estrecha y dentada cornisa pétrea y saliente espadaña, todo ello compuesto según una ordenación clasicista a base de ritmos entre macizos y esbeltos huecos recercados de piedra bajo rebajados dinteles de austeros tímpanos, con balcón corrido central sobre axial, fina y representativa puerta principal.

Un paradigma, en suma, del impagable servicio a la arquitectura de los ingenieros y arquitectos militares que, desde su laconismo y pragmática racionalidad, asumieron entre los siglos XIX y XX el farragoso tránsito desde el eclecticismo latente en los diversos vericuetos del neomudejarismo hasta las puertas de la modernidad, que abrieron sin traumas a través de la tradición empírica de las arquitecturas madrileñas en ladrillo.

Un nostálgico pabellón lateral y de borde tras la cerca de la espléndida rejería del recinto jalona su ya emblemática imagen en el barrio, ensombrecida por el desmesurado telón de fondo del nuevo hospital.

El aumento de la población demandó la construcción, visible desde todo el entorno, de la alta torre posterior, a cargo del general Cámpora y de un equipo de ingenieros de Armamento y Construcción, en colaboración con los médicos militares y los oficiales del Estado Mayor.

En 2005, por acuerdo del Ministerio de Defensa y el Gobierno Regional, se permite el uso civil del Hospital Militar Gómez Ulla, accediendo así a una vieja reivindicación de los vecinos de los barrios madrileños de Latina y Carabanchel.