Conjunto de Regiones Devastadas en el Paseo de Extremadura
Fichas tomo 3
Ubicación
Vías
Sisebuto (Calle)
Extremadura (Paseo), 124-132, 110-122
Turismundo (Calle)
Portugal (Avenida), 115 a 123
Extremadura (Paseo), 124-132, 110-122
Turismundo (Calle)
Portugal (Avenida), 115 a 123
Tipología
Fecha
1945
Resumen histórico arquitectonico
Viviendas en manzana cerrada: Ernesto Ripollés de Palacios y Luis García de la Rasilla Navarro-Reverter: 1946 (P).
Viviendas en manzana semiabierta: Luis García de la Rasilla Navarro-Reverter: 1945 (s.i.)
Protección
No
Descripción formal
Estas dos manzanas contiguas y coetáneas se presentan como testimonio de excepción del Plan de Ordenación de la Carretera de Extremadura que la Dirección General de Regiones Devastadas afrontó sobre una de las zonas "adoptadas" del frente de guerra del suroeste de Madrid, área de estructura caótica y desordenada, con usos dispersos y promiscuos, cuyos terrenos fueron expropiados según una disposición de 1940. Bajo la batuta de Pedro Bidagor, los criterios de ordenación persiguieron el saneamiento del tejido residencial, la rectificación de la tapia de la Casa de Campo, una dotación de servicios públicos y espacios libres, la creación de dos centros urbanos y, por encima de todo, la dignificación del eje arterial suburbano que prolongaba los altos de Rosales y del Palacio Real. Paradójicamente, ambas manzanas mostrarán la faz manifiesta y el fondo semioculto o camuflado de una supuesta "arquitectura de Estado" bajo la apariencia travestida de cierto racionalismo de posguerra.
El conjunto revocado abarca una supermanzana cerrada en torno a un amplio y muy diseñado ámbito interior, espléndida fusión entre un gran patio de manzana rebosante de luminosidad y aireación y la plaza mayor de neto rango urbano. El volumen construido se genera por la continuidad de diversos bloques adosados de vivienda colectiva según tipologías de importación centroeuropea de los años 30, de funcional traza según los cánones de la vivienda higiénica pública, a dos crujías y doble frente (a patio y calle). Las fachadas oscilan entre los estándares de la tradición doméstica local, los escuetos esquemas racionalistas y las evocaciones confesas de la iconografía "oficialista", manifiestas en portadas, enmarcados, molduras, aleros, zócalos, balaustradas, etc. Destaca el magnífico frente-mirador abierto a la Casa de Campo, en simétrica composición axial, con cuerpo central (funcional paño sobre permeable pórtico de acceso al patio y galerías recurrentes) entre esbeltas torretas adosadas a modo de apilastrados resaltes, con recurrente imaginería de mil evocaciones entre el populismo y los guiños provincianos en confusa pero grácil mezcolanza de elementos convergentes, a la busca y captura quizás de un vocabulario oficial de rasgos eclécticos que no repugna connotaciones de cierta austeridad racionalista, aunque desde el merodeo en soliloquio, frente al mundo exterior, por caminos propios e incontaminados por discursos foráneos. La adjunta y semicerrada manzana en ladrillo, con frente al paseo de Extremadura y abiertos pasos porticados a nivel de calle hacia un peculiar patio interior semiabierto, viene a representar una curiosa apelación a los rastros de la modernidad clausurada tras la guerra civil y la contradictoria coexistencia con el bloque contiguo impregnado de contención conservadora. El conjunto, de evocadora racionalidad centroeuropea, con discretas afinidades a las arquitecturas holandesas de los años 20 y 30, expresionistas balconadas, huecos rasgados, ventanas en esquina, texturas singulares, etc., en un lenguaje ajeno, en suma, al léxico de las arquitecturas de Regiones Devastadas, resulta anacrónico e intemporal, con frustradas trazas de manzana cerrada de leve modelación orgánica en cuerpos y salientes quebrados, según un expresivo tratamiento exterior en ladrillo. Entendidos ambos bloques en coexistencia desde la contradicción enigmáticamente coetánea, constituyen la más pregnante imagen urbana del paseo de Extremadura y un testimonio irrepetible de la "arquitectura de Estado" de los años 40.
El conjunto revocado abarca una supermanzana cerrada en torno a un amplio y muy diseñado ámbito interior, espléndida fusión entre un gran patio de manzana rebosante de luminosidad y aireación y la plaza mayor de neto rango urbano. El volumen construido se genera por la continuidad de diversos bloques adosados de vivienda colectiva según tipologías de importación centroeuropea de los años 30, de funcional traza según los cánones de la vivienda higiénica pública, a dos crujías y doble frente (a patio y calle). Las fachadas oscilan entre los estándares de la tradición doméstica local, los escuetos esquemas racionalistas y las evocaciones confesas de la iconografía "oficialista", manifiestas en portadas, enmarcados, molduras, aleros, zócalos, balaustradas, etc. Destaca el magnífico frente-mirador abierto a la Casa de Campo, en simétrica composición axial, con cuerpo central (funcional paño sobre permeable pórtico de acceso al patio y galerías recurrentes) entre esbeltas torretas adosadas a modo de apilastrados resaltes, con recurrente imaginería de mil evocaciones entre el populismo y los guiños provincianos en confusa pero grácil mezcolanza de elementos convergentes, a la busca y captura quizás de un vocabulario oficial de rasgos eclécticos que no repugna connotaciones de cierta austeridad racionalista, aunque desde el merodeo en soliloquio, frente al mundo exterior, por caminos propios e incontaminados por discursos foráneos. La adjunta y semicerrada manzana en ladrillo, con frente al paseo de Extremadura y abiertos pasos porticados a nivel de calle hacia un peculiar patio interior semiabierto, viene a representar una curiosa apelación a los rastros de la modernidad clausurada tras la guerra civil y la contradictoria coexistencia con el bloque contiguo impregnado de contención conservadora. El conjunto, de evocadora racionalidad centroeuropea, con discretas afinidades a las arquitecturas holandesas de los años 20 y 30, expresionistas balconadas, huecos rasgados, ventanas en esquina, texturas singulares, etc., en un lenguaje ajeno, en suma, al léxico de las arquitecturas de Regiones Devastadas, resulta anacrónico e intemporal, con frustradas trazas de manzana cerrada de leve modelación orgánica en cuerpos y salientes quebrados, según un expresivo tratamiento exterior en ladrillo. Entendidos ambos bloques en coexistencia desde la contradicción enigmáticamente coetánea, constituyen la más pregnante imagen urbana del paseo de Extremadura y un testimonio irrepetible de la "arquitectura de Estado" de los años 40.