Colonia San Vicente de Paúl

Esta colonia, situada en una cuña verde muy amplia con vértice en la Glorieta Elíptica e integrada en la fachada sureste de Carabanchel según trazado de 1949 de la Comisaría de Urbanismo, dirigida por Pedro Bidagor, sería una discreta síntesis entre el revisionismo tradicional con tenues renuencias populares (como en la Colonia Lucero, promovida por Regiones Devastadas, o la Colonia Torres Garrido, cuyos arcos, embocando galerías transversales entre bloques, se llevan aquí al límite) y la apertura del canon estrictamente vinculante a las "arquitecturas de Estado" filtradas por tintes funcionalistas (como en los bloques de General Ricardos).

Es una arquitectura discreta, serena y austera, en un marco urbano silencioso e introvertido; una comunidad autosuficiente con mercado, colegios, iglesia y espacios deportivos (hoy remodelados con una moderna instalación de chapa y vanguardista configuración).

Sus notables aciertos iniciales perviven como paradigma, no sólo de sintomática conservación, sino por la permanencia activa de sus planteamientos: comercio local, servicios públicos, buena definición de ejes urbanos, excelente estructura vial con interespacios de tránsito y estanciales en recoletos ámbitos de adecuadas escalas doméstica y urbana y casi carentes de espacios residuales neutros, doble plaza interconectada y dotación de bloques de vivienda compactos con patios de luces sin observancia suficiente de las reglas higienistas, bloques de doble crujía de mayor modernidad tipológica y agrupaciones de viviendas unifamiliares con patio (en orden a otras agrupaciones de posguerra, como los barrios del Tercio y Terol).

La masa imponente de la iglesia de la colonia, con su prominente torre de impactante apariencia y sección de espesor decreciente hacia la cúspide, es un hito del conjunto y faro pregnante e identitario de Carabanchel, ofreciendo una portada en arco de triunfo, una mayestática espacialidad interior y un frente lateral en secuencia de contrafuertes de hormigón.

Por su escala urbana, la claridad conceptual de su trazado, su pervivencia como micromundo en el trivial conglomerado urbano que le rodea pese a la calidad viaria de los bordes, y el excelente frente a la avenida y al parque lineal de la Vía Lusitana, los tratadistas de la ciudad parecen persistir en los valores testimoniales de esta colonia.