Residencial Pinar en el PAU de Carabanchel
Fichas tomo 3
Begoña Díaz-Urgorri Emparanza: 2003 (P) 2006 (Fo)
Situado en la franja más occidental y meridional del ensanche de Carabanchel, y desde un difícil mimetismo naturalista por la abstracción de sus formas, quiere ser una metáfora del vecino pinar de San José, en cuyo privilegiado entorno se funde como una masa boscosa de tonos grises verdosos frente a la masa vegetal del bosque, formalizándose como cubos en bloques encadenados en orgánica fluencia con dos contrapuestas fachadas: una con trazas en revocados estratos horizontales que discurren entre finas impostas blancas y donde se abren huecos en alternancia dinámica, conjugando la movilidad de los cuerpos que se quiebran en larguísima secuencia y la poética fusión con los confines meridionales del barrio hacia la M-40.
Y frente a esta compacta y densa estratificación gris, la opuesta fachada en traslúcida secuencia de huecos, miradores, galerías, terrazas voladas y pérgolas que se abren paso entre un entramado tupido a modo de cartesianos ramajes, como una enredadera sobre las macizas masas agrisadas.
El juego de cubiertas, en prolongación de viejos modos racionalistas, se resuelve con expresivo y enfático movimiento de masas cúbicas que, en fusión con los volúmenes quebrados del conjunto, recrean el antiguo tópico "lecorbusieriano" de "la arquitectura como juego sabio y magnífico de los cuerpos bajo la luz".
Degradada de norte a sur la condición urbana del ensanche, este conjunto, como un reptil gris verdoso en movimiento de racionales sinuosidades, se ve abocado a una feliz metáfora naturalista al fundirse en indefinida secuencia de pregnante presencia con la ruptura de los moldes tipológicos de los PAU de Carabanchel y llevar al límite su ambigua invocación a la dialéctica bloque abierto-manzana cerrada, resolviéndola en bloques abiertos en continua y orgánica evolución, en apología del bloque libre que hace suyos los generosos espacios y los parajes naturales de su entorno sin fronteras.