La Casa de Campo

La Casa de Campo es uno de los espacios naturales más significativos de la ciudad de Madrid.

Contó con la presencia del hombre desde los tiempos del Paleolítico.

También se ha constatado la importancia que la romanización tuvo en estos parajes, prueba de ello es "la villa" emplazada en las proximidades de lo que hoy es la Puerta del Ángel.

Coincidiendo con la primera instalación de la capitalidad en Madrid, el rey Felipe II compró varias fincas, a propietarios madrileños, entre ellos la familia Vargas.

Allí se construyó su propia residencia.

El tiempo que transcurre entre la mitad del siglo XVI y el primer tercio del siglo XVII constituye el primer momento de esplendor de la Casa de Campo.

La instauración de la dinastía borbónica a principios del siglo XVIII, supuso una transformación en profundidad de la ciudad de Madrid y de la Casa Campo.

La construcción del Palacio Real culminada en los primeros años del rey Carlos III, la confirió importancia, considerada ésta como continuación natural del Palacio.

Fue definida como un Real Bosque de uso personal del monarca, situación que sin cambios relevantes se extiende hasta 1931.

Francisco Sabatini, ingeniero militar y arquitecto del rey Carlos III concibió un nuevo régimen hidráulico para la posesión.

Construyó varios puentes, completó la Cerca y con la financiación directa del mismo rey levantó la iglesia de la Torrecilla y remodeló la de Rodajos, ambas destruidas con ocasión de la Guerra Civil de 1936-39.

En el siglo XIX caben destacar las intervenciones del arquitecto Juan de Villanueva, centradas sobre todo en las obras de jardinería en los alrededores de la Casa-Palacio, y el enlace privado entre el Campo del Moro y la Casa de Campo.

Bajo el reinado de Fernando VII se construyó el Puente del Rey sobre el Manzanares diseñado por el arquitecto Isidro González Velázquez.

En 1845 se implantó un sistema de acequias a partir del arroyo Meaques y en época de Alfonso XII se construyó el depósito de aguas del Cerro Morán junto al que existe un repartidor de aguas de estilo neomudejar.

Ya en 1847 se traslada la estatua ecuestre de Felipe III, uno de los símbolos de la Casa de Campo, a la plaza Mayor de Madrid.

Sobre el arroyo Valdeza el Arquitecto Mayor de Palacio Juan Moya Idígoras, en 1923, edificó un acueducto de ladrillo que se conoce como "el puente Colorado".

Durante el reinado de Alfonso XIII se introdujeron las actividades deportivas en el recinto.

A mediados del siglo XIX el Ferrocarril del Norte instaló un tramo viario en la posesión.

La instauración de la Segunda República en 1931 supuso una transformación radical en la definición, utilidad y función de la Casa de Campo que fue declarada "Parque Histórico" y el Estado la cedió en usufructo al Ayuntamiento de Madrid.

La Segunda República pretendió convertir la Casa de Campo en un ambicioso escenario de recreo y de cultura para los madrileños.

Ya en 1927 el arquitecto G.

Fernández Balbuena había concebido la modernización de toda la zona colindante al Manzanares tras su proyecto de canalización y urbanización.

En 1931, el arquitecto Gutiérrez Soto construyó una piscina modélica "la Piscina la Isla".

Un año antes el mismo arquitecto había realizado el proyecto para la construcción de la sede social del Club de Campo.

Durante la Guerra Civil la Casa de Campo se convirtió en el principal espacio bélico de la ciudad.

La batalla local en torno a Garabitas en abril de 1937 completó la secuela de destrucción de la mayoría de los edificios e instalaciones, a lo que se unieron los inmensos daños de tipo ecológico.

Hubo que esperar después de la guerra a 1944 para que nuevamente pudiera ser visitada.

En 1941, dentro del Plan de reconstrucción de Madrid, el arquitecto Pedro Bidagor concibió el cerro de Garabitas como lugar simbólico de la victoria de los nacionales.

No se llevó a cabo el proyecto.

Sin embargo el franquismo utilizaría desde 1950 la Casa de Campo como espejo propagandístico de las realizaciones económicas, sobre todo en el aspecto agrario.

Fue la Feria Internacional del Campo, que desde el punto de vista arquitectónico entremezcló a lo largo de los años diversos ejemplos de arquitectura, entre la tradición de corte populista y la modernidad.

Cabe destacar la figura del arquitecto Francisco de Asís Cabrero en diversos pabellones como el del Instituto Nacional de la Vivienda y el del Cristal.

Finalmente en 1966, el Ayuntamiento aprobó un proyecto para convertir una parte de la Casa de Campo en zona de recreo: Parque de Atracciones, el Teleférico y el Zoo, obra ésta última del arquitecto Javier Carvajal, a la par que el Suburbano acercaba la Casa de Campo, cada vez más cercada por el crecimiento de la ciudad.

En años anteriores se había llevado a cabo la realización del barrio del Batán al sudoeste de la finca y la colmatación al otro lado de la carretera de Extremadura y posteriormente el barrio de San Antonio al este de la misma.

El Plan de urbanismo de 1985, dividió al Parque de la Casa de Campo en dos zonas: Parque Urbano que abarca la zona de los equipamientos y Parque Suburbano de carácter más forestal.

En el Plan General actual, la Casa de Campo está incluida en el catálogo de Parques Históricos sometido a un Plan Especial, en el que se han abordado proyectos de recuperación de zonas degradadas y mejoras de carácter medioambiental en distintas fases.

Desde 1996 el Ayuntamiento de Madrid aprobó un presupuesto cofinanciado con Fondos Europeos para un proyecto de mejora y recuperación.

En la actualidad, se han recuperado algunos de los pabellones de la Feria del Campo y está afectada por el Proyecto de las obras de la remodelación de la M-30 y de la Carretera de Extremadura.