ARQUITECTURA DE MADRID

Club de Campo Villa de Madrid

Fichas tomo 3

Posición en mapa
Fecha
1930
Resumen histórico arquitectonico
Cerca y puertas de Castilla y Aravaca: Francisco Sabatini (a): 1780 (s.i.)
Edificio Social ("Chalet de Arriba"): Luis Gutiérrez Soto: 1930 (P) 1930-1931 (O)
Reconstrucción: Luis Gutiérrez Soto y José Antonio Domínguez Salazar: 1955 (O)
Edificio de vestuarios: Luis Gutiérrez Soto: 1932 (Fo)
Nuevo Edificio Social ("Chalet de Abajo"), cuadras y picadero: José Antonio Domínguez Salazar: 1963 (s.i.)
Tribunas pistas de tenis: S.d.c.: 1975 (Fo)
Piscina cubierta: S.d.c.: 1993 (Fo)
Protección
No
Descripción formal

Es uno de los diversos complejos deportivos y sociales del primer tercio del siglo XX surgidos junto al Manzanares entre El Pardo y la Casa de Campo.

En 1912 se inauguraba el pionero, el Real Club Puerta de Hierro, con campos de golf y polo, y en 1931 abriría sus instalaciones el Club de Campo Villa de Madrid, cuya titularidad ostentaría desde 1942 la Real Sociedad Hípica Española Club de Campo por fusión de las primitivas Sociedad Club de Campo y Real Sociedad Hípica Española.

El barón de Satrústegui fue el impulsor de esta iniciativa junto a un grupo de "notables" como el arquitecto Luis Gutiérrez Soto, consiguiendo de Alfonso XIII el arrendamiento por el Real Patrimonio, y por 20 años, de 64 hectáreas del monte de El Pardo en el "Plantío de los Infantes" para la construcción de un club de ocio y deporte, constituido en 1930 como "Club de Campo".

En 1932, bajo la Segunda República, con la Casa de Campo abierta a los madrileños por su entrega al municipio, se formaliza la cesión de los terrenos de "El Medianil" fundamentalmente para la práctica del golf, pero que integrarán asimismo los campos de polo y hockey, la piscina, las pistas de tenis y frontón y dos "chalets" sociales.

El conjunto, que fue asentamiento de baterías defensivas de Madrid, sufriría graves desperfectos en la guerra civil y perdería 12 hectáreas sobre las que se asentó el Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias, compensadas con terrenos adicionales.

Desde 1984 el Club es cogestionado por el Ayuntamiento de Madrid y en 1991, dos años antes de expirar la última concesión, se prorroga el sistema de gestión por una empresa mixta hasta 2025.

Parte del recinto está vallado por la tapia en ladrillo y mampostería que cierra la Casa de Campo, atribuida a Francisco Sabatini, señalizada por las puertas pétreas de Castilla, Aravaca y Medianil (ésta desaparecida), con cerramientos de verja de hierro entre potentes apilastrados de sillería culminados por elegante ornamentación.

Durante el siglo XIX la cerca sufrió diversas reparaciones, siendo parcialmente retocadas tras la guerra civil las albardillas, rehechas en granito para su uso como parapeto; recientemente ha sufrido diversas agresiones por las obras relativas a la M-30.

Varias de las edificaciones del Club de Campo son obra de Gutiérrez Soto y Domínguez Salazar.

El primer "chalet social", de Gutiérrez Soto, presenta una planta única de traza quebrada con cierto carácter de arquitectura popular y doméstica, cubiertas de pizarra y pórtico meridional corrido soportado, en solución arquitrabada, sobre pilares de piedra mampuesta, que también conforma el muro alternando con blancas superficies revocadas.

De 1930, inspirará el del Club de Golf Puerta de Hierro, datado en 1942.

Reconstruido en 1955 en colaboración con José Antonio Domínguez Salazar, porche exterior, patios exteriores e interiores, el gran "hall" y una galería interior serán sus básicos elementos articuladores.

Años después, con un programa similar y concomitante traza de planta, en forma de Y, Domínguez Salazar proyecta el nuevo edificio social, ya una edificación moderna de líneas horizontales integradas en el paisaje que resulta más liviano que "el de Arriba" gracias a la curva fachada de acceso, el porche ligero sobre columnas cilíndricas ocasionalmente autónomo, la secuencia de grandes ventanales o la cubierta en terraza, que conforman una unidad orgánica y homogénea.

En el amplio espacio del Club se desperdigan las diversas instalaciones de las que la arquitectura es comparsa silenciosa y brillante.

Las naves o cuadras hípicas sintetizan los tics racional-clasicistas de las inflexiones estéticas de los 50 entre texturas tradicionales (muros de mampostería, zócalos pétreos, sillería de granito, cubiertas de pizarra), funcionales plantas y secciones basilicales, buhardillas, frentes con pináculos pétreos y testeros a dos aguas de rural evocación.

El picadero cubierto, romántico-estructuralista, muestra su dilatada espacialidad bajo una cubierta parabólica a modo de catenaria, metafórica silla de montar, con cerramientos traslúcidos de placas onduladas y orgánica imagen y un aire de blandas evocaciones fabriles.

La pista cubierta, de acentuada ligereza y rasgos "miesianos", presenta una estructura espacial en maraña de ligeros tubos e industrial cubierta de chapa sobre densos soportes prismáticos, expresión del sistema adintelado en la más etérea cubrición de un vacío, verificando el axioma "la forma es la estructura".

Y también desde un estructuralismo de cultas raíces, el pabellón de hockey-tierra constituye quizás el más arriesgado gesto de modernidad: diáfano ámbito amparado por elocuente estructura espacial, con remonte dilatador central bajo gran lucernario, de nuevo telaraña de tubos livianos apoyada sobre soportes perimetrales como garras de un ave rapaz; los ligeros cerramientos de paneles de chapa y sección romboidal bañan en una serena atmósfera luminosa el recinto interior, bello y camaleónico organismo bajo una gigante concha verdosa.

La pista elíptica para saltos de hípica funde sus horizontes en el paisaje y se flanquea con un graderío bajo ligera marquesina volada cuyas trazas testimonian las huellas racionalistas de los años 30, especialmente en sus gestos curvos racional-expresionistas.

Los campos de polo y golf se flanquean con un frontal entramado metálico verde, en cambiante armonía con el medio natural.

El graderío cubierto del recinto de tenis próximo al nuevo edificio social, solución estructural definida por escueta sección, formalización del diagrama de fuerzas del conjunto, genera una fachada posterior de ladrillo entre elementos estructurales en casi "brutalista" versión.

Otros elementos de menor entidad jalonan el Club sin menoscabo del "buen gusto" general, como una accidental carpa blanca o el ámbito de las piscinas, anecdótica edificación ruralista a modo de "cottage".

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