Colegio Santa María de los Rosales y Colegio Bernadette

Se sitúan alineados en sentido perpendicular a la carretera de Castilla, junto al edificio de Telefónica, a la que el Colegio de los Rosales vendió parte de sus terrenos.

Su autor, el arquitecto Javier Carvajal, planteó en éste un programa más ambicioso del que finalmente se llevó a efecto y en el sector no construido el Colegio levantaría con posterioridad una nueva edificación, carente de interés y según premisas unitarias de compacidad y hermetismo opuestas a las vigentes en el proyecto original, concebido en tres secciones correspondientes a tres unidades edificatorias autónomas: la principal por su gran superficie, apenas realizada, que incluía la residencia de internos distribuida en torno a dos grandes patios interiores de planta cuadrada, la capilla, el salón de actos y una banda administrativa y de dirección, elementos articulados entre sí mediante una galería perimetral y un tercer patio cuadrado de menor tamaño; el área escolar, semiconectada en forma longitudinal a la anterior y seguramente la de mayor interés, configurada como una secuencia de aulas moduladas y repartidas en tres niveles según la pendiente del terreno, que se estructuran ortogonalmente a la misma por un sistema de pequeños patios rectangulares ajardinados y estrechas calles transversales escalonadas; y, por último, los pabellones que alojan las instalaciones deportivas y otras complementarias.

La intención del arquitecto fue la de adaptar la arquitectura a la escala del niño fragmentando la edificación, desarrollada con poca altura en horizontal, así como evitarle la sensación de encierro propiciando las circulaciones dentro-fuera y la frecuente interrelación con el espacio exterior, elemento añadido a la composición que se ve reforzado por la iluminación y ventilación que propicia el concepto abierto de la arquitectura planteada, envuelta por muros de fachada de ladrillo entre pórticos de hormigón visto como fina epidermis que, en ósmosis con la naturaleza, se perfora por vanos casi ininterrumpidos dimensionados según la función servida.

El adjunto Colegio Bernadette parece llevar a sus últimas consecuencias y de forma global las premisas inacabadas del proyecto de Nuestra Señora de los Rosales (tipología, forma, estructura, composición y texturas).

Fruto de una asociación cooperativa de padres (COSABER), introdujo una moderna concepción educativa de coparticipación, imaginación y sentido de la libertad responsable traducidas directamente en una arquitectura a la vez abierta e íntima, que se despliega en el terreno combinando a la perfección reductos de trabajo y ámbitos comunes expansivos según criterios de un racionalismo orgánico siempre supeditado a la función primordial: el aprendizaje humanístico-científico y la formación integral del individuo en colectividad.