Grupo de viviendas en hilera
Fichas tomo 3
Eduardo Mangada Samaín, Carlos Ferrán Alfaro y José Luis Romany Aranda: 1970 (P) 1971 (O)
Prestigiosos arquitectos en el ámbito de la vivienda social madrileña durante los años sesenta y setenta deciden construir el sueño de su propio hogar-estudio-taller mediante la búsqueda de una unidad arquitectónica integral y de unívocos lenguajes personalizando sus hábitats respectivos con la singularización de soluciones, pero sin romper la expresión homogénea ni la disciplina del proyecto, en el que destacan la contextualización adecuada al medio físico, la excelente ejecución tectónica, la calidez de colores y texturas, o elementos como testeros, celosías y emergentes chimeneas con vocación de hogar en un experimento proyectual entre la dictadura tipológica y la libertad del soporte, puesto de manifiesto en magníficas plantas.
La virtual fachada exterior semicerrada, de amables resonancias orgánico-brutalistas, fronteriza en el seno de acogedores cuencos y dotada de semicercados accesos, se despliega en una continua línea de sombra horizontal bajo prolongados y elocuentes aleros que embocan las casas como entradas a cuevas, aquí viviendas desarrolladas en gradual tránsito desde la primera crujía exterior hasta el patio-jardín interior, que, junto al intimista patio inglés delantero, definen este expresivo conjunto, que no renuncia sin embargo a la discreción.
La residencia-estudio de Eduardo Mangada hace fluir ese tránsito en espacios permeables y sin solución de continuidad (los tabiques son muebles, estantes, librerías o una escultórica y blanca chimenea, homenaje a Chillida), abriéndose al patio bajo una alegre balconada corrida entre el grato desorden hogareño de plantas y en una lograda serenidad que niega el exterior como si de dos mundos se tratara.