Edificio para la empresa óptica Essilor España

Las condiciones del solar, situado en una esquina destacada del polígono industrial de Fuencarral frente a la franja verde de la calle Labastida y con una edificación de calidad ocupando una de sus esquinas, orienta el proyecto desde su planteamiento.

Parte de este edificio anterior está remodelado y ocupado hoy por el estudio de los arquitectos F.

Borrego y E.

Gámir.

El desnivel entre las calles y la existencia de una calle interior, se acepta como eje de ordenación de la propuesta que queda sabiamente descompuesta en dos volúmenes diferenciados.

La sede de la empresa de material óptico precisaba de un edificio que diera respuesta a sus necesidades de almacenamiento, talleres de primera manipulación y oficinas, además de aparcamiento; y que fuera capaz de crecer.

Este programa se organiza en el solar de modo que se produce una graduación en el tratamiento de las fachadas, siendo principal el frente largo hacia la calle Labastida con el acceso dividiendo los cuerpos de talleres y oficinas, y quedando los frentes más cortos hacia Tovar y Valdegovia como entradas secundarias y de servicio, y variando su carácter y proporciones.

Se establecen con gran acierto lazos de complicidad que parten de la elección del ladrillo como material de cerramiento, y construyen unos volúmenes articulados entre sí sin perder la continuidad en toda la manzana, lo que explican los autores: "… establecer un diálogo con el edificio colindante aprovechando la buena calidad del mismo para completar un perímetro de intención más unitaria, …".

Por alguna razón la textura que el edificio de la óptica Essilor propone consigue adentrarse en una arquitectura que muestra su pertenencia a una época pero al mismo tiempo su corrección, buen hacer y factura artesanal, lo coloca por encima de su circunstancia para permanecer como un ejemplo de gran calidad en el talante para acometer un edificio industrial.

La sección del edificio aprovecha la topografía y compensa con patios interiores la profundidad de las crujías de las fachadas.

Los volúmenes cilíndricos se utilizan como recurso que singulariza estos puntos de inflexión y los refleja en las fachadas.

Fue galardonado en los Premios de Urbanismo y Arquitectura del Ayuntamiento de Madrid de 1985.