Vivienda unifamiliar junto al monte de El Pardo en Valdemarín

Antonio González Cordón: 2005 (Fo)

Abstracción de las formas y exquisitez en los detalles hasta el límite de la perfección perseguida en esta vivienda unifamiliar aislada la distinguen como "la joya de la corona" en un entorno de elevadas cotas arquitectónicas.

En esta casa nada escapa a los rigores del diseño primorosamente elaborado por una puesta en obra sin concesiones a la improvisación, donde la precisión tecnológica, el refinamiento en los materiales y texturas y la extremada pureza formal y volumétrica no están libres de connotaciones cultas: apología de la casa-patio que fluye en "U" en torno al protagonista ámbito central ordenador de lo doméstico; recinto interiorizado como un claustro; integración de los espacios servidores y servidos desde secuencias fluidas de ambientes diáfanos...

El patio, espejo de la vida de la casa, reproduce la ordenación cartesiana del trazado de la planta como una pieza más, entre la geometría rigurosa de Mies y los rasgos sensibles del patio arábigo-andaluz, extremando desde geometrías platónicas las minimalistas presencias de la vegetación y del agua.

Los porches, las superficies de cerramiento enrasadas, las masas y las luces...

todo en esta vivienda parece una conspiración para culminar el logro de la excelencia.