Torre Sacyr-Vallehermoso
Fichas tomo 3
Posición en mapa
Ubicación
Vías
Castellana (Paseo), 219
Tipología
Fecha
2004 - 2008
Otras denominaciones
Torre mixta en la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid
Resumen histórico arquitectonico
Carlos Rubio Carvajal y Enrique Álvarez-Sala Walther: 2004 (P) 2004-2008 (O).
Protección
No
Autores
Descripción formal
El proyecto fue el resultado de un concurso convocado por el Ayuntamiento de Madrid para la construcción de cuatro torres en el tramo norte del Paseo de la Castellana, el eje norte-sur más importante de una ciudad con escasa tradición de edificación en altura, en un tramo de escasa actividad que pretende dinamizarse con el asentamiento de este nuevo parque empresarial frente a una gran plaza abierta a una conexión entre la Castellana y el barrio de la Vaguada y situado sobre los terrenos de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid, en el punto topográfico más alto de la ciudad, debido a lo cual el perfil urbano cambia notablemente.
El proyecto exigía un mixto de hotel, de las plantas 1 a la 34, y oficinas, de las plantas 35 a 58, en una superficie sobre rasante de 110.000m2 y 236 metros de altura. El volumen, rotundo en su visión lejana, se fragmenta en tres cuerpos separados por fisuras que aumentan la verticalidad del volumen, introducen luz y crean la ilusión de agrupación de piezas verticales. La geometría de la planta surge del estudio de la mínima resistencia superficial frente al viento y de la relación óptima entre superficie útil y longitud de fachada y se genera por una serie de circunferencias secantes ubicadas en los vértices de un triángulo equilátero. A igual área pero menos perímetro que una planta cuadrada, esta forma curva presenta mejor comportamiento frente a los empujes del viento.
La envolvente del edificio da respuesta a la doble necesidad de solucionar aspectos técnicos y de imagen mediante un doble cerramiento. Una piel exterior de hojas de vidrio -como escamas- permite una apariencia exterior uniforme, abierta y permeable. La variación de ángulo entre las piezas genera pequeñas turbulencias que reducen la fricción del edificio respecto al viento. La doble piel de la fachada es una secuencia discontinúa de vidrios oscuros que ponen el edificio a la sombra y conlleva una serie de ventajas: mayor seguridad frente al fuego, mejor protección solar, pasarela de mantenimiento y elemento unificador de la imagen de un edificio con diferentes requerimientos de uso interior. Se consideró imprescindible, dadas las condiciones climáticas de Madrid, proteger al edificio de una radiación solar excesiva. En consonancia con la arquitectura tradicional española, la fachada resuelve el problema arrojando sombra sobre el propio edificio. La piel exterior (como unas gafas de sol), la ventilación de las dos pieles y la sombra arrojada de los voladizos evitan excesivas ganancias térmicas y ayudan al control climático del interior.
El proyecto exigía un mixto de hotel, de las plantas 1 a la 34, y oficinas, de las plantas 35 a 58, en una superficie sobre rasante de 110.000m2 y 236 metros de altura. El volumen, rotundo en su visión lejana, se fragmenta en tres cuerpos separados por fisuras que aumentan la verticalidad del volumen, introducen luz y crean la ilusión de agrupación de piezas verticales. La geometría de la planta surge del estudio de la mínima resistencia superficial frente al viento y de la relación óptima entre superficie útil y longitud de fachada y se genera por una serie de circunferencias secantes ubicadas en los vértices de un triángulo equilátero. A igual área pero menos perímetro que una planta cuadrada, esta forma curva presenta mejor comportamiento frente a los empujes del viento.
La envolvente del edificio da respuesta a la doble necesidad de solucionar aspectos técnicos y de imagen mediante un doble cerramiento. Una piel exterior de hojas de vidrio -como escamas- permite una apariencia exterior uniforme, abierta y permeable. La variación de ángulo entre las piezas genera pequeñas turbulencias que reducen la fricción del edificio respecto al viento. La doble piel de la fachada es una secuencia discontinúa de vidrios oscuros que ponen el edificio a la sombra y conlleva una serie de ventajas: mayor seguridad frente al fuego, mejor protección solar, pasarela de mantenimiento y elemento unificador de la imagen de un edificio con diferentes requerimientos de uso interior. Se consideró imprescindible, dadas las condiciones climáticas de Madrid, proteger al edificio de una radiación solar excesiva. En consonancia con la arquitectura tradicional española, la fachada resuelve el problema arrojando sombra sobre el propio edificio. La piel exterior (como unas gafas de sol), la ventilación de las dos pieles y la sombra arrojada de los voladizos evitan excesivas ganancias térmicas y ayudan al control climático del interior.