Biblioteca Pública de la Comunidad de Madrid en el distrito de Fuencarral

Dentro del programa de concursos de la Dirección General de patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid para atender a los equipamientos, la biblioteca de Fuencarral es además de las que gestiona y construye directamente la CAM, de acuerdo con el Plan aprobado por la Asamblea en 1987.

La edificación se sitúa en un entorno urbano sin cohesión en una parcela de borde entre la trama edilicia y el nudo viario de salida hacia Colmenar.

La fuerte pendiente añade un ingrediente determinante para el proyecto, el edificio se vuelca hacia sí mismo, en un prisma trapezoidal de hormigón visto y cristal.

Tres plantas sobre rasante de acceso público y dos sótanos de aparcamiento y archivos de libros, componen una biblioteca de 3400 metros cuadrados.

Un único cuerpo se extiende sobre la parcela en una planta centrada en un pequeño patio, abierto en el frente de acceso en su fachada oeste y sabiamente ranurado en las aristas del trapecio.

Los planos horizontales del edificio se inclinan hacia este patio interior, incrementando la pendiente hasta la cubierta con cuatro aguas y organizando radialmente los espacios.

Incluso los pavimentos de las salas de lectura acusan una ligera inclinación, compensada mediante tarimas de apoyo de las mesas.

En respuesta a esta voluntad del arquitecto de identificar arquitectura y construcción, la concepción del edificio responde a requerimientos estructurales y de equipamiento: toda la envolvente de la biblioteca funciona como inmensa cámara de instalaciones cuyas máquinas en sótano intercambian aire exterior a través de los paramentos verticales que sin tocar a los forjados, alojan las conducciones por su interior.

La limpia cubierta invertida, resuelta con doble lámina de hormigón, muestra una superficie increíblemente libre de servidumbres de instalaciones.

La luz parece ser el único elemento que el edificio acepta acoger del exterior, brillantemente propuesta a través de los lucernarios que como sólidos traslúcidos escenifican la incidencia de los rayos solares, de modo diverso en el este y en el sur.

Todos los detalles constructivos entran en este juego de depuración y huida de los lugares comunes de nuestra arquitectura nacional.

La doble piel de vidrio del muro cortina transparente de la entrada, con los cantos delgadísimos de la caja de hormigón que lo enmarca; las dramáticas aperturas de las esquinas traseras del prisma, acristaladas hacia el interior y escalonadas en salidas de emergencia; la solución igualmente acristalada del patio interior, sin perfilaría vertical, sólo atirantada, o la contraposición entre la escalinata exterior, que completa el prisma, con la interior, de forzada pendiente en torno al cilindro de la recepción, dan lugar a una obra de factura personalísima que se enmarca en la actitud de Perea y su equipo, de investigar sobre cada propuesta espacial y exprimir sus posibilidades con resultados emocionante.

En palabras del autor, "el proyecto para la construcción de la Biblioteca Pública de Fuencarral entiende la Arquitectura antes como problema de construcción del espacio que como problema de representación del espacio".

El edificio recibió el XIII Premio 1998 Urbanismo, Arquitectura y Obra Pública del Ayuntamiento de Madrid