Centro Empresarial Bilma

El edificio del Centro de empresas Bilma, se sitúa en una zona de gran proyección económica, prolongación de la Castellana, cohabitando con edificios pseudo-industriales de distintas épocas y variada expresión arquitectónica.

Sus características confían al material de recubrimiento y a la arquitectura de planta su expresión como referente del lugar.

Dos prismas rectangulares paralelos de distintas longitudes forman la superficie de oficinas en dos crujías que se solapan para contener un espacio central cubierto.

La conformación del espacio más representativo, el área de entrada con la plaza y los accesos a ambos lados, resuelve la sección con un cambio de nivel que lo adecua al mismo, tanto simbólica como topográficamente, generando una plataforma de comunicaciones y servicios.

En la tangencia de los dos volúmenes se resuelve el atado a través de uno de los núcleos principales de comunicación y servicios.

Los núcleos de escaleras son los que articulan y tensan las plantas libres moduladas a 8,10 m.

con una geometría precisa y flexible que facilita la agrupación de redes y servicios generales del edificio de oficinas.

El cuerpo pétreo de doble altura, basamento de los prismas de oficinas, organiza las áreas comunes de las empresas, ya sea con fachada de pequeños vanos, resto de un falso apilastrado que brota al exterior, o casi desapareciendo en los anchos pórticos de entrada que rasgan el volumen.

La tensión que el proyecto busca surge de la superposición sobre este basamento pétreo de los dos prismas de oficinas que, ingrávidos y livianos nublan y desdibujan la visión, desinteresándose del entorno.

Los prismas puramente funcionales de oficinas responden con criterios distintos a calle o edificación: de lado norte a la calle, con una superficie acristalada de distintos matices, traslúcida o transparente por bandas, formando una doble piel que por su disposición en escamas facilita la ventilación de la cámara aceptando la condición de sándwich de planos.

Y del lado sur una fachada más contextual, de composición horizontal y masiva corporeidad debido al material pétreo, se enfrenta al telón de ladrillo del edificio posterior con largas fenêtres en longueur.

Finalmente un último gesto recobra la lectura del espacio de representación que es la plaza, conformando la cuarta cara de un prisma de vacío, que vinculará a todas las piezas a través de un gran plano de cubierta de lamas horizontales voladas, que sugiere a su vez la compresión al interior de los vestíbulos desde el pasaje común.