Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena

El actual cementerio de la Almudena es un conjunto de cementerios que comprende la antigua Necrópolis del Este, el antiguo Cementerio de las Epidemias que a su vez comprendía el Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena, del que posteriormente tomo el nombre, y el Cementerio Civil.

Se levantaron sobre terrenos del antiguo municipio de Vicálvaro comprados por el Ayuntamiento de la capital.

Para construir el Cementerio del Este se convocó un concurso entre arquitectos españoles en 1877, al que se presentaron 6 proyectos.

El proyecto ganador fue el los arquitectos Fernando Arbós y José de Urioste con el lema: "Donde se sotierran los muertos e se tornan sus huesos en ceniza".

Pero debido a problemas en su gestión, se empezó a levantar primero el Cementerio de las Epidemias para acoger el gran número de fallecidos por las epidemias de cólera, viruela y gripe.

En 1879 se empezó a tapiar los terrenos de lo que más tarde fue el Cementerio de las Epidemias siguiendo las directrices de los ganadores del concurso del Cementerio del Este.

Bajo ese nombre se construyeron dos cementerio, uno católico y otro civil, separados por la antigua carretera de Vicálvaro.

El católico más tarde quedó incluido en el perímetro del Cementerio del Este y el Civil fue adquiriendo mayor relevancia.

Las obras fueron interrumpidas y, en 1882, Fernando Arbós y José Urioste terminaron los trabajos de cerramiento e hicieron el proyecto general de este cementerio que no fue terminado hasta 1884.

El Cementerio católico o de la Almudena está situado al Este y se encuentra englobado por la ampliación del conjunto.

Tiene una figura de polígono irregular con una estructura sencilla, aprovechando las curvas de nivel para separar las distintas zonas.

El acceso se hace desde la Avenida de Daroca y comprende una pequeña capilla neorrománica construida en ladrillo, que preside el conjunto, y dos edificios auxiliares a ambos lados.

En cambio el Cementerio Civil está situado al otro lado de la avenida de Daroca, con la entrada enfrente.

Inicialmente tuvo un recinto muy pequeño de planta poligonal y trazado de gran sencillez.

También fue ampliado por Francisco García Nava.

Conserva en su interior interesantes monumentos funerarios dedicados a figuras políticas y del mundo de la cultura.La Real Orden de 31 de octubre de 1879 aprobó la construcción del Cementerio del Este con el proyecto ganador del concurso, tras la compra de la finca "La Elipa" en el término municipal de Vicálvaro.

En esa fecha se empezó a construir la tapia perimetral.

Arbos y Urioste propusieron una ordenación arquitectónica cerrada adaptada a la topografía del terreno, en la que la forma general del conjunto tiene origen bizantino: la cruz griega con brazos trilobulados y anillos concéntricos, en la que se distribuyen los distintos elementos arquitectónicos en distintos niveles rodeados de paseos ajardinados.

En 1902 se mandó la reforma del Cementerio del Este al arquitecto municipal Francisco García Nava y la paralización del proyecto de Arbos y Urioste.

Tres años después se presentó y aprobó el nuevo proyecto y la continuación de las obras.

García Nava mantuvo el trazado general anterior, la disposición escalonada y la situación de todos los edificios, pero les dio una solución estética a todos los elementos arquitectónicos que han hecho que sea no sólo el mejor, sino el único conjunto plenamente Modernista de la capital y uno de los mejores de Europa.

Urioste y Arbós habían diseñado unos edificios neorrománicos, siguiendo las directrices de las corrientes neocatólicas de la Restauración Borbónica; en cambio, García Nava creó un conjunto que es una magnífica muestra de integración de las artes, en donde se funden los elementos estructurales y ornamentales en piedra y granito con clara vinculación al Modernismo centroeuropeo, con los paramentos en ladrillo con un tratamiento neomudejar, típico de la arquitectura madrileña de finales del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX, con decoración basada en la simbología de carácter fúnebre.

Al Cementerio se accede a través del pórtico monumental, cuya planta es simétrica al eje principal del cementerio.

El pórtico está formado por una amplia crujía con doble arquería que la limita.

Comprende 21 arcos distribuidos en un tramo central recto, en donde se sitúan los tres accesos, que se prolonga en dos laterales semielípticos y remata la composición con dos edificios iguales adosados a los extremos.

Con ello se crea un filtro entre la ciudad y el camposanto que acoge los cortejos fúnebres con una zona ajardinada.

En el antecementerio o zona intermedia se localizan dos edificios de proporciones menores que son una buena muestra de esa arquitectura tan peculiar en la que se funden arcos de herradura, pináculos, columnas de sección cuadrada, decoración modernista con clara influencia oriental, con un tratamiento del ladrillo neomudejar ya empleada en los propíleos de ingreso.

La zona de enterramientos está presidida por la gran capilla, verdadera joya de la arquitectura madrileña.

Presenta una planta cuadrada con los vértices redondeados al exterior, en cambio en el interior está articulada con grandes machones que convierten la planta en una cruz griega, creando un amplio espacio diáfano cubierto con una esbelta cúpula de sección parabólica, sobre arcos también de la misma forma.

La fachada principal y las laterales están resueltas con arcos parabólicos con grandes ventanales con división tripartita cerrados por hermosas vidrieras de la casa Maumejean, entre contrafuertes rematados con esbeltos pináculos.

La imagen exterior es de gran morbidez, dejando traslucir la forma de la planta, aparece rematada con cúpula muy apuntada y una esbelta torre de ladrillo situada en la cabecera.

Esta solución final es una perfecta síntesis de formas y elementos arquitectónicas historicistas, con un lenguaje modernista con fuerte influencia del Secesionismo vienés, como último estadio del eclecticismo decimonónico, en el que como apuntó Carlos Saguar: "la estructura adquiere un refinado valor ornamental y un fuerte acento expresivo".

Además el color y textura de los materiales, tanto en el interior como en el exterior, sirven para acentuar y diferenciar las distintas partes.

El resto de los elementos que van formando las distintas partes del conjunto también sigue ese lenguaje creado por García Nava, excepto la zona del antiguo Cementerio de las Epidemias.

García Nava reformó y unió ambos cementerios y amplio el perímetro cuatro hectáreas.

Ya en la segunda mitad del siglo XX volvió a ser ampliado por el Sur, con entrada por el Pórtico de O'Donnell.

Posteriormente se construyeron el crematorio y otras dependencias.

Entre los monumentos funerarios construidos en el interior de este recinto hay notables piezas con valor arquitectónico que son una muestra de esa arquitectura de pequeñas dimensiones que a veces pasa inadvertida.