Hangar para el Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica

Entre 1942 y 1949, Eduardo Torroja diseñó y construyó en Madrid tres hangares con grandes cubiertas metálicas, que le fueron adjudicados mediante Concursos Nacionales convocados por el Ministerio del Aire. El primero de ellos fue el del aeropuerto de Torrejón, cuyo modelo se utilizó también para el de del aeropuerto de Barajas.
El planteamiento funcional pedía cubrir una superficie rectangular de 182,88 x 47,24 metros, dejando libre una fachada longitudinal para las puertas correderas, y no estableciendo en el interior más que un soporte situado a mitad de longitud, a 10,06 m. de la línea de puertas y a 35,20 m. hasta el paramento del fondo que deja un paso libre para comunicación interior.
La cubierta está formada por estructura metálica con correas del mismo material y chapa de fibrocemento. Se proyecta a cuatro aguas, situándose la cumbrera longitudinal corresponde a la viga maestra que va obligada por la posición del único soporte interior. Los dos faldones mayores son de diferente longitud, la de delante que muere sobre las puertas lleva una pendiente de 79% y la de atrás de 21,6%. Con esta disposición, se obtiene un mínimo de superficie de chapa un sistema perfecto y seguro de cubrición y al mismo tiempo unas buenas condiciones de resistencia al viento. Con el tipo de cubierta poliédrica, el muro perimetral tiene una la altura mínima exigida de 9,14 metros, lo mismo que en la línea de puertas.
La estructura de la cubierta está constituida por una gran viga maestra de 181,44 m de longitud teórica sobre dos apoyos extremos y uno en el centro. Esta viga tiene 9 m de altura a ejes de cabeza y se ha proyectado con triangulación en K. Perpendicularmente a ella -correspondiéndose con sus montantes- se dispone una cercha metálica de triangulación cerrada y una altura máxima de 4,50 metros, que soporta directamente las correas.
Una particularidad es el sistema de construcción. Era necesario diseñarlo de modo que las soldaduras pudieran hacerse en buenas condiciones. Por ello, se proyectó la jácena en dos medias jácenas gemelas, unidas por llaves. Cada media jácena se montó tumbada en el suelo, soldando todos sus elementos en esa posición. Después se voltearon 90°, girando alrededor de la cabeza inferior hasta enfrentar ambas mitades. En esa nueva posición se hicieron los cordones de soldadura complementarios. Finalmente se elevó hasta su posición definitiva.