ARQUITECTURA DE MADRID

Ciudad Universitaria

Inmuebles de Municipios

Fecha
1928
Protección
No
Descripción formal

La falta de capacidad de las dependencias universitarias madrileñas, su disposición en la ciudad y el carácter obsoleto de sus instalaciones propiciaron una corriente crítica en el ambiente cultural, que desembocó en la creación de la Ciudad Universitaria, gracias a la directa implicación del propio Alfonso XIII, quién vio en esta actuación la oportunidad para conmemorar el veinticinco aniversario de su reinado.

Para lograr este objetivo se constituyó en 1927 una Junta Constructora, con diecisiete miembros de la élite política y universitaria, en la que destacaba el arquitecto Modesto López Otero, como director de la Escuela de Arquitectura.

Uno de sus primeros cometidos sería la realización de un viaje para conocer los modelos universitarios más adelantados de Centroeuropa y Norteamérica, encontrando en esta última el tipo de campus anhelado, pues se adaptaba bien a su pretensión de huir del formalismo arcaico del edificio único universitario, compacto y cerrado, y de otorgar preeminencia al equilibrio entre arquitectura y paisaje, con facultades independientes pero enlazadas: una ciudad estudiantil autosuficiente en un amplio parque, separada de la urbe pero integrada en ella.

Internamente se decidió acometer el proyecto sin concurso, encargándole la dirección a López Otero y dándole libertad para la selección de la que debería ser su oficina técnica, por lo que decidió seleccionar jóvenes arquitectos con experiencia en materia docente.

En octubre de 1928 se presentaba el anteproyecto, demostrando ya el carácter híbrido del conjunto, deudor de la tradición beauxartiana y de la Secession vienesa, pero con el compromiso hacia el higienismo racionalista y las experiencias del Movimiento Moderno.

Esto explica la axialidad y jerarquía de su trazado, su condición de ciudad-jardín, la sencillez volumétrica y la simplicidad funcional, en la que subyace el ansia de renovación.

Sometido el plan a la topografía y a una gran arteria, que dividía en dos el conjunto, lo que representó el principal error, al generarse una vía de intenso tráfico de acceso a la ciudad, la explanación se iniciaba en 1929, introduciéndose un ritmo febril en las obras a partir de la proclamación de la Segunda República.

Las obras proseguirían tras la Guerra Civil, incluidas las de reconstrucción, tras haberse destruido el 40 % de las edificaciones, y aunque su sentido cambiaría, en pro de un mayor monumentalismo y simbolismo, sigue teniendo el mérito de haber sido el primer campus universitario proyectado a la americana en Europa.